David de Miranda, corta pero triunfal campaña

Por Vicente Parra Roldán

Tras el quinario padecido durante el invierno de rehabilitación, el matador triguereño David de Miranda volvió brillantemente a los ruedos y triunfó en todas y cada una de sus actuaciones. El largo y arduo trabajo llevado a cabo en silencio y con el único objetivo de recuperarse y ponerse en condiciones de volver a ser el mismo torero, tuvo su premio en el mes de agosto en el que el triguereño no solo reapareció en olor de multitud, sino que sumó un importante número de festejos, algo impensable hace unos meses, cuando se debatía entre el dolor.

Para su reaparición, que quiso que fuera en La Merced, se preparó un cartel fortísimo que no tuvo un buen inicio hasta que apareció en el ruedo el triguereño que, ya con el capote, no solo se ganó grandes ovaciones, sino que expuso que seguía siendo el mismo torero de siempre. Después, con la muleta, llevó a cabo una de sus típicas faenas, preñada de arte y de valor y, cuando el animal se entregó, David buscó los terrenos de las cercanías para situarse a escasos milímetros de la testuz de su oponente entre la admiración de los tendidos que, rendidos ante lo llevado a cabo, le premió con las dos orejas, justamente ganadas. Después, la corrida se vino arriba hasta que salió el sexto de la tarde que no dio facilidades pero que el triguereño quiso disfrutar. De nuevo, toreo de cercanías y, aunque no pudo encontrar el lucimiento apetecido, sí tuvo el reconocimiento de los espectadores que le aplaudieron con fuerza cuando, triunfante, cruzaba la puerta grande del coso onubense.

No hubo que esperar mucho para verle hacer de nuevo el paseíllo. En esta ocasión, en Valverde del Camino, donde se encontró con un pésimo encierro de Sobral con el que era prácticamente imposible el lucimiento. David de Miranda, muy profesional, trató de meter a sus oponentes en la muleta y, ante la imposibilidad de hacerlo y con el beneplácito del público, se los quitó de encima con rapidez.

Tampoco hubo fortuna en la corrida de la localidad jienense de Sabiote, donde los toros de Soto de la Fuente no colaboraron. No obstante, el triguereño dio muestras de su valor, impresionando a los espectadores que le aplaudieron con fuerza al finalizar su quehacer.

Llegó la gran prueba, volver a Toro, el lugar de la tragedia. Y David acudió como si de otra plaza se tratase, entregándose con más ganas que nunca para conseguir, no solo un triunfo, sino hacer olvidar los malos presagios. El público, que estuvo muy cariñoso con él, comprendió su entrega, disfrutó de su arte y quedó maravillado de su valor, por lo que le premió con las dos orejas de su primero y una más del otro. Pero más que los trofeos, fue una tarde de triunfo íntimo y de saber que había superado el síndrome de Toro.

La campaña de David continuó en tierras castellanas, en la soriana localidad de Almazán donde lidió una corrida de José Luís Pereda a la que le supo sacar el jugo que las reses tenían, logrando cortar una oreja en el que cerró plaza y ganándose las ovaciones del público, satisfecho con el conjunto de su actuación.

En total, en el mes de agosto, David de Miranda hizo cinco paseíllos en los que cortó seis orejas. Pero, aparte de los apéndices, lo más importante es que se ganó la admiración de los públicos de tal manera que su nombre empezó a sonar con mucha fuerza para la próxima temporada, en la que, de seguir las cosas como en esta, podía ser la del lanzamiento definitivo del triguereño.

La campaña continuó en Cortegana donde las excelentes condiciones de los toros de Sobral posibilitaron el éxito de los actuantes y, de manera especial, de David de Miranda que, bajo la lluvia, llevó a cabo una faena muy completa en el primero de su lote al que le cortaría una oreja, superándola en el que cerró plaza, al que le realizó un trasteo dotado de la personalidad del diestro, por lo que conquistó las dos orejas.

Una semana más tarde acudió a la manchega Almodóvar del Campo, donde brilló tanto con el capote como con la muleta con las reses de Soto de la Fuente. Al primero le cortó una oreja aunque el público pidió con fuerza la segunda y en el que cerró plaza falló con los aceros y los trofeos se cambiaron por un aviso y una fuerte ovación.

Y cerró la temporada en Palos de la Frontera, donde no tuvo fortuna con el lote de Domínguez Camacho que le correspondió, además de no usar adecuadamente los aceros. Una gran ovación le acompañó en el primero y unos leves aplausos sirvieron para despedirle al terminar el festejo.

En total, David de Miranda ha toreado ocho corridas de toros, matando a dieciséis astados, totalizando diez orejas, trofeos que podían haber sido más de haber acertado a la hora de matar.

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