De Baza a Constantina, pasando por Gijón y algunos ministerios.

Artículo de opinión de Santi Ortiz.

En esta España de nuestras entretelas, todo parece estar fuera de tiesto. En los toros, también. Desde la meseta de salón de mi domicilio sanluqueño asisto a la corrida de Calatayud. Y en esta caja de sorpresas que se está convirtiendo el inicio de las corridas me encuentro con que el paseíllo se hace sin música; silencio que se prolonga a su finalización con el minuto dedicado a las víctimas de la pandemia. Después suenan las notas del Himno Nacional, que al parecer se ha convertido en inevitable hasta en la más remota novillada de pueblo, y cuando acaba todo esto y la seda se cambia por el percal y picadores y mulilleros tornan a sus dependencias; cuando ya todo se apresta a la salida del primer toro, arranca un pasodoble en lugar de sonar los clarines. Y a esperar que acabe. Ya este numerito del pasodoble al concluir el paseíllo lo he observado en Santander y otras plazas, amenazando con ponerse de moda. Así, entre una cosa y otra, el toro que rompe plaza aparece en el ruedo con quince o veinte minutos de demora… ¡Magnífico! Lo estamos haciendo cada vez mejor. A este paso, las corridas van a durar más que un partido de tenis a cinco sets.

Sin embargo, todo esto es una nimiedad comparado con la que tiene liada el Ministerio de Igualdad, por un lado, el de Cultura, por otro, y la Junta de Andalucía, para ponerle la guinda al pastel. Son asuntos distintos, pero todos convergen en llevarnos, y rapidito, de culo y cuesta abajo. Haría falta un Maimónides y una actualizada Guía de Perplejos para entender el proceder de las ilustrísimas personalidades que nos dan gobierno.

Una de esas direcciones generales que se ha sacado de la manga el Gobierno Frankenstein con cargo al bolsillo de los españolitos, la de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, dependiente del Ministerio de Igualdad utiliza para engañarnos una foto amañada en la que la pareja de Dalí en el original –Gala– ha sido reemplazada por García Lorca. ¿Motivo? Aprovechar la conmemoración del asesinato del poeta, para reivindicar su homosexualidad. ¿Habrá por ahí fotos de Lorca y Dalí juntos? Pues nada, no tienen escrúpulos en falsificar una para, sin el menor respeto por los protagonistas, instrumentalizarlos a beneficio de sus intereses, que, al parecer están por encima de la veracidad que por su cargo deben a los españoles. Y todo para “reivindicar la homosexualidad de Federico”, como si la homosexualidad de éste o de cualquier otro hubiera que reivindicarla, cuando lo que hay que hacer es respetarla. No obstante, el caso sirve para ver la ralea moral que lucen los veladores de la igualdad, esos del “todo vale” y “no pasa nada”, porque nos tiene por tontos.

Cambiemos de cartera. Uribes se fue y llegó Iceta, pero el Ministerio de Cultura sigue liándola parda en cuanto pone sus amorosas zarpas en asuntos que trascienden su ínfima capacidad de gestión. Esta vez no son los toros, ahora le ha tocado al Teatro, a la Música, a la Danza y al Circo, que van a ver en la calle a medio millar de trabajadores eventuales del Inaem (Instituto Nacional de Artes Escénicas y Música) porque la última reforma de las condiciones de acceso a las oposiciones los deja irremisiblemente fuera de las mismas. Alguno de ellos, por poseer más formación de la exigida (¡Maimónides, actualiza tu Guía!), pese a llevar años manejando entre bambalinas los hilos de los principales teatros españoles. La cosa llega a tal grado de irracionalidad, que, una maquinista con casi veinte años de profesión, levantando telones y moviendo decorados en los más prestigiosos teatros de España, se ve obligada a irse a Valencia a estudiar un curso de ¡Artista Fallero! si quiere tener la posibilidad de opositar. El cabreo de la Peña es mayúsculo y ya comienza a barajarse la posibilidad, si no cambian las absurdas restricciones, de una huelga del sector, que dejara los telones bajados en los grandes estrenos de septiembre. A ver qué se saca de la manga Miquel Iceta para solventar la situación, pues, para más inri, era él quien estaba al frente de la Función Pública cuando se adoptaron las nuevas condiciones.

Mi amigo Pedro Dormido –tan despierto– me manda por whatsapp una gacetilla que me hace dirigir las neuronas a Gijón, todavía revolucionada por la decisión de la alcaldesa Ana González de prohibir los toros en la localidad bajo el pretexto de haberse lidiado en la pasada Feria de Begoña dos astados con los nombres de “Feminista” y “Nigeriano”, afrenta intolerable para la estulta santurronería de la edila. La cosa es que el club hípico gijonés ha metido a doña Ana en un dilema que va a poner a prueba su coherencia, ya que algunos de los caballos o yeguas participantes en el ciclo de carreras que allí se celebran tenían por nombres “Ligona”, “Coreana”, “Obama” y “Jabato del Amor”. ¡Por los clavos de Cristo! ¡Qué escarnio! Ponerles esos nombres a unas bestias es vejar la plena libertad sexual de la mujer, exhibir xenofobia contra las asiáticas, insultar al único mandatario negro de EE.UU. –igual nos imponen sanciones– y mofarse de la posible lascivia de algún fogoso guerrero del Orgullo. Intolerable. Así que, doña Ana, o prohíbe usted las carreras de caballos en Gijón o se le ve el liguero a su prevaricadora taurofobia. Por mi parte, estoy deseando que siga adelante con su prohibición, porque, cuando la lleve a efecto, la fuerza de la Ley caerá con todo su rigor sobre la fatua oquedad de su cabeza. Y entonces, usted despertará y yo disfrutaré.

A botepronto, lo de la Junta de Andalucía –y ahora también va de toros– es para destacar con orla floreada en la antología del disparate. El mismo festejo cuya suspensión provoca la coacción de la Junta en la localidad granadina de Baza, el pasado 15 de agosto, es autorizado por ella siete fechas después en la sevillana de Constantina. Y es que con estas incoherencias la Junta se parece a la bisectriz de la Bernarda, que diría Pérez Reverte.

Todo comienza cuando la navarrica Ione Belarra, suma sacerdotisa del

matriarcado podemita, pide desde el Ministerio de Asuntos Sociales que dirige, que se cancelen los espectáculos cómico-taurinos donde participen personas con acondroplasia; esto es: donde participen enanos –y a ver quién tiene gónadas de ver en este término el más leve tinte peyorativo, desdeñoso u ofensivo–; y como el buenismo no entiende de partidos, la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, de la Junta de Andalucía, Rocío Ruiz, perteneciente a Ciudadanos, se encasqueta el yelmo, desenvaina su espada y esgrime el crucifijo del Santo Oficio dispuesta a vetar el mínimo intento de celebrar charlotadas donde intervengan enanitos toreros. Como buena devota del despotismo ilustrado –“todo para el pueblo, pero sin el pueblo”–, acuerda enviar cartas a todos los ayuntamientos andaluces en los que se fueran a celebrar dichos eventos, amenazando con abrir al consistorio un expediente sancionador por vulnerar gravemente los Derechos de las Personas con Discapacidad. Con estas directrices, el director general de Personas con Discapacidad e Inclusión, de la Junta de Andalucía, Marcial Gómez firmó la coactiva carta que instaba al Ayuntamiento de Baza a impedir la celebración del espectáculo Diversiones en el Ruedo y sus Enanitos Toreros, el pasado día 15, logrando que la empresa organizadora suspendiera el festejo.

El daño causado a estos artistas por la paniaguada encargada de salvarnos de nosotros mismos iba a encontrar respuesta en el grupo de damnificados, pues los enanos –¡sois grandes, toreros!– han interpuesto una denuncia contra el firmante de la carta acusándolo de prevaricación administrativa, coacciones y de negarles un derecho fundamental como es el del trabajo. Porque los enanitos ejercen la profesión que han elegido libremente. Les gusta ser toreros cómicos. Y no para que se rían de ellos, sino para que su actuación lleve la risa y la felicidad a los grandes y pequeños que libremente han comprado su entrada para verlos actuar. Además, no son unos indocumentados ni unos furtivos que ejercen su actividad en la clandestinidad. Todos están inscritos en el Registro de Profesionales Taurinos, en la Sección VI, como toreros cómicos, donde en 2020 aparecían 185 profesionales. Y su actividad está perfectamente reglamentada y recogida en la legislación taurina. Por lo tanto, lo que digan Belarra y Rocío no tiene ningún peso legal, y si quieren que lo tenga no es cuestión de vetar o esgrimir amenazas, sino de ir a sus respectivos Parlamentos y conseguir que una mayoría cambie la Ley, mientras tanto, tendrán que aguantarse con lo que hay, aunque no les guste. A eso, creo, le llaman democracia.

Para colmo, en el caso de la Junta, la Consejería de la señora Ruiz no tiene competencias para prohibir o autorizar ningún espectáculo público, ya que eso depende de la Consejería de Presidencia; la misma que, a través de la Delegación de Gobierno de la Junta en Sevilla dio luz verde a Diversiones en el Ruedo y sus Enanitos Toreros para que actuaran el pasado domingo en Constantina. De modo que, al margen de rifirrafes internos, el festejo se dio y los enanitos pudieron lucir su arte ante un público que se lo pasó en grande. Sin embargo, como ya he dicho en más de una ocasión, la pandemia de la irracionalidad nos tiene cogidos por los cataplines, así que tendremos que irnos preparando para cuando salte la nueva alcaldada, o la próxima tontería buenista de turno, porque éstos no descansan. Ya saben, si un tonto coge una vereda, ésta se acaba y el tonto…

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