El joven novillero onubense Emilio Silvera, sigue en su preparación de la temporada que está ya en ciernes.
Una mañana fresca y con rachas de viento acompañaron en el tentadero del sábado al joven novillero, que se midió a dos nobles eralas de la ganadería onubense de Albarreal.
Su nuevo apoderado acompañaba al novillero que seguía las indicaciones de su padre, el matador de toros Emilio Silvera.
Dos ejemplares de Albarreal, que hacen que el invierno sirva de campo de preparación para novilleros y matadores, la alquimia del toreo, al servicio el torero.
Ganadero atento a los por menores de la lidia, atento estaba a cada lance Guillermo García-Palacios, libreta en mano, tomando nota de cada movimiento de la res, prontitud, acometividad, nobleza, raza, empuje, fijeza… un sinfín de matices que hace que una vaca permanezca en la camada o tome otro destino.
Así fueron los momentos de la lidia de Emilio Silvera en la mañana del 2 de febrero.
