Espartinas otro pueblo que quieren hacer caer.

ESPARTINAS: VAMOS A HACER QUE SE ENTEREN

 Por Santi Ortiz

En materia taurina, el segundo teniente de alcalde de Espartinas y lo que yo pisé esta mañana son la misma cosa. Debería saberlo. Pero no se enteran ni él ni otros como él, que se ufanan en colgarse los hábitos inquisitoriales, con la heráldica morada de la izquierda postmoderna –o falsa izquierda–, como insignia para mostrarnos amenazantes su Index factorum prohibitorum, entre cuyos actos prohibidos se incluye, naturalmente, la Tauromaquia.

Los oyes hablar con tanta rotundidad y altanería, que a su lado Pinochet, Hitler o Franco, parecen morigeradas damiselas temerosas de alzar la voz. Son contundentes, tajantes y no pueden reprimir que el dictador que llevan dentro les salga a cada momento para poner el mundo en orden trazando la línea sacrosanta de lo que puede hacerse y lo que no según decida su terminante ordeno y mando.

De toros, ni les hables. Enferman con su simple mención. Y son capaces de rezar una docena de rosarios animalistas por haber escandalizado sus castos y beatos oídos escuchando cualquier frase taurómaca. “Mientras nosotros estemos en el Ayuntamiento –sentencia el edil de Espartinas– no se autorizará ningún tipo de actividad taurina”. Así de perentorio y concluyente. Cualquier otra posibilidad queda borrada, anulada, suprimida, de inmediato. Porque lo dice él. Y es la suya palabra de Dios.

Este desgraciado ignora, al parecer, que ni él ni su compinche la Alcaldesa ni el Ayuntamiento de Espartinas en pleno tienen competencias para autorizar o denegar la celebración de espectáculos taurinos en su pueblo. Ni ellos, ni todos los Ayuntamientos juntos de su mismo progresismo intolerante y reaccionario. Al señor segundo teniente de alcalde le convendría aparcar su alto nivel de rencor hacia la Tauromaquia y echar un vistazo a la legalidad vigente y a las sentencias que algunos Tribunales de Justicia han fallado ya en contenciosos similares al que podría sufrir el municipio aljarafeño si este paniaguado de la política no cede en su cerrazón y empieza a pasar revista a sus limitaciones. No está de más recordarle que “siendo la tauromaquia un patrimonio cultural digno de protección en todo el territorio nacional” ningún municipio de España “constituye una excepción en esta máxima establecida legalmente”. No lo digo yo, lo dicen los jueces. Y las leyes; esas que hasta un cargo tan altísimo como el de segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Espartinas tiene el deber de cumplir.

Este reyezuelo, cuya posesión del cargo ha debido hacerle creer que es el dueño de Espartinas a tenor de su forma de manifestarse, habla de la plaza de toros de su pueblo como si fuera de su propiedad particular, aunque pluraliza cuando hace referencia a la posible solicitud de algún empresario para dar toros en la misma: “Por el momento no hemos tenido la oportunidad de negárselo a nadie porque no han venido a consultarlo, pero en el momento que lo intenten ni lo vamos a permitir ni se van a autorizar festejos taurinos”.

Si el pueblo quiere toros, que se joda. Él es quien dicta lo que se puede ver y lo que no, y le da igual que el toreo sea un espectáculo legal. Él dicta lo que ha de tenerse por cultura, pese a que en sus estudios no pasara de alumno de bachillerato por más que, luego, firmara sus crónicas deportivas con el pseudónimo de “Profe Calado”. Este “Profe” fabulado ya hacía uso de la mentira –como la inmensa mayoría de los ganapanes que hoy medran de la política–, cuando en la toma de posesión de su cargo, decía abogar –y son sus palabras– por “un gobierno municipal que ponga en primer término las necesidades reales de la ciudadanía y no los intereses propios del partido”. 

Ahora, cuando le niega a un vecino, que se gana la vida honradamente como banderillero, las instalaciones municipales de su pueblo para que pudiera entrenar en ellas los días de lluvia o viento; cuando asegura con toda la prepotencia de su insignificancia que mientras él y sus colegas manden no habrá corridas de toros en Espartinas, sin importarle para nada que éste sea un pueblo de eminente tradición taurina, arguyendo que –de nuevo, son sus palabras– “En nuestra ideología política no tiene sitio la tauromaquia”, está anteponiendo los intereses de partido a lo que quiere el pueblo; es decir: está haciendo todo lo contrario de lo que prometió en su día. Cosa muy común en los actuales politicastros que viven a nuestras expensas.

Ante estas despóticas manifestaciones, ya la Fundación del Toro de Lidia –que a esos niveles municipales sí ha funcionado muy bien en otras ocasiones–, ha advertido al edil de las consecuencias penales que podría acarrearle al Ayuntamiento y a su propia persona llevar a cabo las medidas que propone por ser inconstitucionales y atentar contra la libertad de los ciudadanos. No obstante, creo que a los aficionados no nos gustaría que la cosa se quedase en simple advertencia, sino que, dentro de los pueblos que se eligen para dar las corridas de la Gira de Reconstrucción en este 2021, la Fundación solicite la plaza de Espartinas para celebrar en ella una de las corridas del ciclo, a ver si este dictador de pacotilla y los que le secundan por activa o pasiva comienzan a enterarse del precio que cuesta atacar desde las instituciones a un patrimonio cultural como es el de la Tauromaquia.

Del mismo modo, a todos los aficionados y profesionales taurinos de Espartinas, de Sevilla y otros puntos de la comarca del Aljarafe a los que se le ha levantado las restricciones, les ruego hagan el esfuerzo de acudir a la concentración convocada para este lunes, día 15 de febrero, a las seis de la tarde –no olviden llevar la mascarilla–, en los exteriores de la plaza de toros de Espartinas, para protestar por la política antitaurina del Ayuntamiento y en defensa de una de nuestras más hondas y genuinas tradiciones: la fiesta de los toros. Difúndelo, lector, entre tus contactos para que la respuesta sea lo suficiente masiva dada las circunstancias.

A ver si entre todos, Fundación incluida, podemos conseguir que esa fauna de caricatos, con el excelentísimo señor segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Espartinas a la cabeza, que se creen con la potestad de prohibirnos los toros y todo aquello que incomode a su hiperestésica hipocresía de santurrones, se enteren de una vez que con actitudes dictatoriales como las adoptadas sólo van a conseguir el rechazo más rotundo de la ciudadanía.¡¡Todos a Espartinas!!

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