Jorge Martínez cortó una oreja y Linares dio tres vueltas al ruedo en la apertura de esta Feria de Novilladas
Excelente nivel de los dos novilleros en la Primera semifinal del II Certamen Villa de Blanca, que se salda con una sola oreja por la extrema e incomprensible dureza del palco presidencial. La cortó Jorge Martínez en el primero de su lote, negándole trofeo tanto a él como a Marcos Linares, que fue declarado finalista por el jurado designado al efecto.
Ficha del Festejo
Se lidiaron cuatro novillos de Los Maños, bien presentados y manejables.
Jorge Martínez, oreja / dos vueltas al ruedo tras petición.
Marcos Linares, dos vueltas al ruedo tras petición / vuelta.
Incidencias.- Casi lleno en tarde ventosa.
Jorge Martínez tuvo una actuación muy destacada en el novillo que abrió plaza. Supo sobreponerse al fuerte viento reinante y aprovechó de principio a fin a un novillo noble y de buen aire al que le faltó fuerza. Destacó en el toreo al natural y estuvo en todo momento centrado y solvente. Mató al segundo intento y cortó una oreja.
En el segundo de su lote dio buenos lances de salida y con la muleta aprovechó muy bien a otro novillo noble que le permitió construir una buena faena. Actitud y talento a partes iguales en su actuación, que remató de estocada. De nuevo hubo petición no atendida por el presidente. Dio dos vueltas al ruedo.
Marcos Linares lidió en segundo lugar el cuarto de la tarde un novillo con volumen al que comenzó por cuajar a la verónica con excelente estilo. Fue fuertemente castigado el de Los Maños en el caballo y se rajó a poco de comenzar la faena, pero precisamente en no desistir y sacarle todo el partido estuvo el mérito de Linares. Muy por encima de su oponente, hizo una buena faena, inteligente y capaz, que también dejó ver por momentos la calidad de su toreo. Mató de estocada y hubo petición de oreja, que el presidente incomprensiblemente no concedió.
En el segundo de su lote, Marcos Linares se mostró lidiador y eficaz con el capote y compuso una faena de buena nota entendiendo a un novillo que no acabó nunca de entregarse y que fue rajadito. Con oficio le buscó las vueltas y estuvo por encima. Mató de pinchazo y estocada y el tercero se eternizó con la puntilla. Dio una vuelta al ruedo.
