Toreros de ayer: Santi Ortiz, Parte (I)

Es curiosa la historia de este matador de toros onubense que tuvo un arrollador comienzo de su carrera taurina, siendo apoyado por Miguel Báez Litri. Pero, tras varios años de lucha y al no conseguir despegar, se alejó de la profesión para estudiar Ciencias Físicas en la Universidad de Sevilla de la que fue profesor. Posteriormente tuvo una breve reaparición y tras un tiempo en silencio tomó la alternativa en su tierra en la plaza portátil que se ubicó en el recinto colombino cuando ya había sido clausurada la Monumental. Fue también su despedida.

Su primera aparición pública en el coso onubense tuvo lugar el 1 de mayo de 1966 en un festejo de promoción en el que tomaron parte Florencio Pérez “El Onubense”, Manuel Rodríguez “El Palermo”, Francisco Sanpedro “Paquili”, Enrique Jara y Santi Ortiz con reses de Clemente Tassara. En esta jornada Santi Ortiz quiso demostrar toda su torería y alargó en demasía la faena por lo que, al final encontró dificultades para matar. No obstante, fue muy aplaudido.

Tardó en volver al coso onubense y tuvo que esperar hasta el 20 de agosto de 1967 para hacer el paseíllo junto a Paco Torres (más tarde Curro Méndez) y Manolo Vázquez (posteriormente Curro Vázquez) con erales de Guardiola. En su primero Santi realizó una faena a base de naturales de mucha calidad y temple cortando las dos orejas. Repitió y superó su actuación en el otro, pero, sin embargo, falló con los aceros y el premio se quedó en palmas.

Volvió a actuar el 24 de septiembre en un mano a mano con Paco Torres y novillos de José Rufino Moreno Santa María. El ganado no colaboró y los buenos deseos de los dos jóvenes toreros no tuvieron respuesta, siendo aplaudidos al terminar sus perspectivas actuaciones.

Todavía toreó otro festejo más el 10 de octubre junto a Isaías González y Antonio Infantes Alín con ganado de Clemente Tassara. Elegante toreo suave y con traza de Santi que recibió a su primero con una larga cambiada. El animal escaseaba de fuerzas por lo que tuvo que muletearlo por alto resultando arroyado en uno de ellos con un fuerte dolor en el brazo derecho. Dejó dos pinchazos y, cuando intentaba descabellar, volvió a lastimarse y pasó a la enfermería donde fue atendido. Salió para lidiar el otro en el que se gustó en unas ceñidas chicuelinas, saliendo arroyado. Mermado de facultades lo toreó con gracia y gusto para rematar, mermado de facultades de pinchazo y medio. Dos entradas más recibiendo un aviso y nuevos intentos con el estoque y el descabello para escuchar otro aviso. El público que había visto la mejoría en su toreo le aplaudió con ganas.

Con esta actuación cerró su campaña de 1967 en la capital aunque también actuó en varias localidades de la provincia y en muchas otras plazas de fuera de nuestro entorno.

Artículo de Vicente Parra Roldán.

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