Casi lleno en los tendidos del Coso de Cuatro Caminos, que recibió a la terna con una fuerte ovación, sacándolos a saludar tras el paseíllo.
David Galván lidió con gran solvencia al primero de su lote, un Miura justo de fuerza y escasa transmisión. A pesar de las limitaciones del animal, el gaditano logró imponer su sello, sacando todo lo que tenía dentro con muletazos templados y de gran factura, que hicieron sonar la música. Toreó con empaque y gusto al de Zahariche, en una faena a más y que rebosó personalidad, rematada por molinetes y una buena estocada. Saludó una fuerte ovación tras leve petición.
Si el primero fue soso, el quinto fue un auténtico desafío. Un toro exigente que no puso nada fácil las cosas a Galván. Sin embargo, el torero se impuso de nuevo, construyendo una faena de mando y temple, que alcanzó sus mejores momentos por el pitón izquierdo, toreando con profundidad y sello propio. A pesar de la calidad de su labor y de hacer sonar de nuevo la música con “Suspiros de España” el público no terminó de conectar y su actuación fue silenciada.
David Galván dejó una importante tarde frente a los Miura. Desde San Fernando hasta Santander hay mucha distancia, y esa misma sensación de lejanía se sintió en la plaza.