Toreo caro de David Galván en La Malagueta

David Galván volvió a dejar en Málaga la impronta de su torería y personalidad en una tarde de alto nivel artístico, en la que solo el acero le cerró una Puerta Grande que tuvo al alcance de su mano.

Abría plaza el gaditano ante un ejemplar de Juan Manuel Criado, noble pero justo de fuerzas, al que entendió desde el primer lance. El recibo ya fue importante, saludó con templadas, cadenciosas y barrocas verónicas. La faena, siempre a más, encontró su punto álgido al natural: muletazos largos, profundos, plenos de estética y verdad, impregnados del sello inconfundible de Galván. Bajo los sones de la “Concha Flamenca” y con el tendido entregado, surgió la magia en el albero de La Malagueta. Cerró por poncinas, rubricando una obra de inspiración. La media estocada y el uso del verduguillo le privaron de trofeos, quedando todo en una fuerte ovación.

El cuarto, con escasa transmisión, encontró en Galván un torero capaz de imponer su mando y su temple manteniendo siempre su concepto. Con ambas manos fue desgranando muletazos de gran hondura, y de nuevo al natural dejó los pasajes de mayor pureza. El epílogo, entre los pitones y con el toro cosido a su cintura, evidenció una pasmosa serenidad. El fallo con el acero volvió a dejar la oreja en el aire, premiándose su faena con otra fuerte ovación.

Tarde importante de David Galván, que refrenda en Málaga su momento artístico y su capacidad para emocionar, siempre fiel a su concepto y personalidad.