Ureña, Roca y Caballero triunfo a lo grande en Albacete.

Paco Ureña indultó al cuarto de la tarde, dándosele también la vuelta al ruedo al quinto. Los tres toreros y el ganadero salieron a hombros

Ficha del Festejo

Plaza de toros de Albacete. Sexto festejo de la Feria de la Virgen de los Llanos. Cuarta corrida de toros. Lleno de ‘no hay billetes’. Ejemplares de la ganadería de Daniel Ruiz, muy bien presentados y de magnífico juego. Todos alcanzaron una nota alta, destacando el 4º, ‘Diablillo’, nº 75, que fue indultado, y el 5º, ‘Belicoso’, nº 43, premiado con la vuelta al ruedo.

Paco Ureña: aplausos / dos orejas y rabo simbólicos.

Andrés Roca Rey: oreja con petición / dos orejas.

Manuel Caballero, que tomó la alternativa: oreja con petición / oreja.

Incidencias.- La alternativa le fue concedida a Manuel Caballero por su padre, que salió al ruedo, vestido de paisano, para traspasarle los trastos a su hijo. El público obligó a saludar a Andrés Roca Rey antes de que saltara al ruedo el primero de su lote como reconocimiento al esfuerzo de actuar hoy en Albacete tras el percance de ayer en Valladolid.

El primero que correspondió a Paco Ureña fue un astado exigente y cambiante en su embestida. Con temple y buen pulso lo pasó de muleta el diestro murciano, que consiguió pasajes de bastante mérito con la mano derecha, por dónde llegaron los momentos de mayor acople con su enemigo. Fue aplaudido después de pasaportar al de Daniel Ruiz.

El premio gordo le estaba esperando a Ureña tras la obligatoria merienda en Albacete. El cuarto fue un toro muy completo, bravo, noble, con entrega en todo lo que hizo, con mucha humillación y duración en el tercio final. Comenzó la faena de rodillas Ureña, cuajando una labor rotunda, en la que dejó fluir el toreo para completamente roto expresar sus sentimientos más hondos y profundos. Asentado en los riñones, hundido en la arena el de Lorca firmando tandas de muletazos largos, profundos, de los que dejan huella en el público. El respetable comenzó a pedir el indulto al palco presidencial dadas las condiciones del burel. Faena de una gran intensidad y verdad de Paco Ureña. Finalmente, se otorgó el perdón de la vida para ‘Diablillo’, que regresó a los corrales. Ureña paseó los máximos trofeos simbólicos junto al ganadero, Daniel Ruiz.

Salió a saludar la ovación del público Roca Rey, antes de la salida del primero de su lote. Buen gesto de la afición albaceteña. El toro tuvo bravura y casta aunque no estaba sobrado de fuerza. El diestro peruano inició el trasteo con pases cambiados por la espalda, conjuntando después una obra de mucho mando y poder, así como de temple y profundidad en los muletazos. Se pegó un arrimón final con el que terminó por calentar los colmados tendidos del coso manchego. Estocada algo desprendida. Oreja con petición.

El quinto también fue un toro importante, bravo, con calidad y clase en su acometida. Supo Roca Rey administrarle muy bien los tiempos para que el cornúpeta aguantara y no se afligiera. Poco a poco le fue exigiendo más el limeño, sobre todo con la derecha, en muletazos de trazo curvo, pudiéndole al astado. La labor tuvo peso e importancia por todos los matices técnicos y resortes que fueron necesarios dominar para hilvanar el quehacer, que resultó macizo. Llegó a haber petición de indulto también en este toro, pero en este caso el usía no aceptó dicha solicitud. Gran estocada de Roca ReyDos orejas y vuelta al ruedo para ‘Belicoso’, de Daniel Ruiz.

Muy templado fue el recibo capotero de Manuel Caballero al toro de la alternativa. Fue su padre, el Maestro Manuel Caballero, quién se la concedió, invitado por Paco Ureña. De rodillas empezó el trasteo el toricantano que pulseó muy bien a media altura, sin obligarle en exceso, logrando naturales excelentes. Suavidad, buen gusto y expresión en el toreo del nuevo matador de toros albaceteño, que además hizo todo con reunión y ajuste. Concluyó con manoletinas. Espadazo en los alto. Oreja con petición.

El sexto de la corrida siguió la misma tónica del resto del encierro, es decir, nobleza y clase en la embestida, desplazándose también con humillado y con profundidad tras el trapo rojo. Resaltar de la labor de Caballero los naturales, en los que pudo sentirse especialmente y expresarse. Tuvieron empaque y enjundia. En la parte final de la faena, se metió entre los pitones, conectando con los tendidos. Espadazo algo desprendido. Oreja.

Crónica: Carmen de la Mata

Fotos: UTE Casas – Amador