Tarde interesante y exitosa la que se ha vivido en la plaza de toros de Úbeda, en la que Curro Díaz ha puesto en valor dos grandes virtudes que atesora: el gran momento que atraviesa y su gran habilidad por hacer las faenas en su justa medida.
Magnífica presentación de los toros y buen juego en líneas generales de todos ellos, destacando las condiciones de Vencejo, una máquina de embestir de Victorino Martín que fue premiado con la vuelta al ruedo. Curro Díaz ha exprimido las virtudes de sus oponentes y ha salido por la puerta grande tras pasear cinco orejas, que pudieron ser más por el uso de los aceros.
Antes de que saltara el primer toro de la encerrona, el público ubetense sacó a saludar a Curro Díaz, reconociendo la gesta que iba a protagonizar a continuación. El abreplaza correspondió a la divisa de Fuente Ymbro, un toro negro, con unas hechuras perfectas que salió con muchos pies y rematando en absolutamente todos los burladeros. Curro trató de estirarse a la verónica con él, pero pronto centró todos sus esfuerzos en fijarlo en el capote. Entró una vez al caballo,
recibiendo un puyazo fuerte, algo trasero y empujando con tanto ahínco, que hasta derribó al varilarguero. Ya con la muleta, Curro inició el trasteos con unos primeros muletazos de probaturas, en los que el toro evidenció fijeza y prontitud, pero también una embestida irregular y poca humillación. Las mejores series vinieron en redondo, con tandas medidas sin obligarle demasiado, ya que protestaba en los finales de muletazo. Por el izquierdo el toro era otro, con menos recorrido y entrega, aunque el diestro de Linares trató de sacarle todo lo que tenía. Tras una estocada entera, cortó la primera oreja de la tarde.
El segundo de la tarde correspondió a la ganadería de Daniel Ruiz, más terciado que el anterior, pero demostrando prontitud y nobleza desde su salida. Con este ejemplar, Curro si que pudo lucirse a la verónica, rematando con una templada media, una serie de lances que vino a confirmar las justas fuerzas del animal. En el caballo recibió solo una vara, muy medida; y en banderillas solo se le pusieron dos pares: todo en pos de cuidar al toro. El torero de Linares comenzó su faena de muleta por sentidos ayudados por alto, sacándose al toro a los medios y siendo muy jaleado por el público. En esos terrenos, Curro cimentó su faena por el pitón derecho, el más potable de su oponente, ejecutando muletazos al ralentí y de gran composición, que calaron hondo en los tendidos. El linarense se encontró muy agusto y dejó varios muletazos desmayados, con la barbilla encajada en el pecho y sometiendo al toro, que fueron auténticos carteles de toros. Después de una estocada metisaca y un estoconazo hasta la bola, paseó las dos orejas.
En tercer lugar saltó al ruedo el ejemplar de Victorino Martín, un hermoso toro cárdeno bragado que captó desde el inicio toda la atención del público. Curro Díaz se abrió con el capote, saliéndose a los medios y tratando de lidiarlo sobre los pies. En el caballo, el cárdeno recibió dos puyazos, uno en primer lugar en el que empujó con fuerza y una segunda vara más liviana “para que lo vean”, en palabras textuales del propio torero, que quiso tener ese detalle con los aficionados. También se vivió un gran tercio de banderillas, en el que se desmonteró Victor del Pozo. Con la muleta, Curro Díaz se encontró con un victorino que fue una máquina de embestir, con prontitud, nobleza y una embestida mexicana que ayudaba a paladear cada muletazo del torero de Linares. Curro estuvo sensacional con el cárdeno, poniéndole la muleta de verdad, templándolo, tirando de él y sin dejar que le tocase la muleta. Fue una borrachera
de toreo, tanto al natural, como en redondo e incluso cuando montó la espada, los propios aficionados le pidieron que siguiera toreando. Una tanda muy torera al natural fue el epílogo, acompañado de una tímida petición de indulto. Media estocada en muy buen sitio fue suficiente para que doblase el toro. Dos orejas y vuelta al ruedo para el de Victorino Martín.
Un hondo toro de perfectas hechuras salió en cuarto lugar, de la ganadería de Torrealta, un ejemplar magníficamente presentado, con una gran alzada, que desató algunos aplausos de salida. Curro Díaz lo lidió sobre los pies, ya que intentó estirarse a la verónica pero el toro no se lo permitió. El linarense lo puso en una ocasión en el caballo, donde el de Torrealta protestó, soltando gañafones por ambos pitones, sin empujar por derecho. El toro llegó a la muleta sin
humillar, engallado y trasmitiendo mucha seriedad. Curro estuvo muy firme con él, tratando de someterlo y buscándole las vueltas para armar una meritoria faena, hasta que el toro se vió superado y decidió acortar su recorrido. Tras dos pinchazos y una estocada, saludó una ovación desde el tercio.
El quinto de la tarde volvió a corresponder a la divisa de Fuente Ymbro y nuevamente salió por los chiqueros un animal muy bien presentado. Al igual que su hermano abreplaza, salió con muchos pies y rematando en los burladeros de la coqueta plaza de Úbeda. El tercio de varas tuvo mucho interés para los espectadores, ya que el toro recibió dos puyazos, siendo el segundo de ellos desde los medios de la plaza, acudiendo al peto con mucha alegría y siendo
perfectamente picado por el varilarguero, lo que hizo arrancar la ovación de los allí presentes. Curro Díaz se las vió en la muleta con un exigente toro de Fuente Ymbro, mas bruto en sus intenciones y con una embestida irregular. A pesar de ello, el diestro ejerció una clase magistral de firmeza, bajándole los engaños y sometiéndole por bajo, sacando varias tandas muy meritorias. Tras un pinchazo y un descabello, fue sacado a saludar desde el tercio.
El sexto y último de la tarde fue un toro colorado de El Freixo, que fue el único que embistió con temple de salida al capote de Curro Díaz y le dejó varias verónicas de bella factura. Una vez fue colocado en el caballo, recibiendo el toro un medido puyazo, lo justo para que llegase en condiciones a la muleta. El de El Freixo no terminaba de emplearse, dejando siempre el hocico a una cuarta del albero, pero Curro aprovechó su nobleza y su cierto empuje para caldear a los tendidos con tandas muy sentidas, de muletazos muy templados y remates de cartel. En el epílogo de la faena, emergió un fandango de los tendidos, que le dio su pizca de épica al final de faena. Tras un pinchazo y una estocada metisaca muy efectiva, el toro dobló y Curro escuchó palmas de despedida.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Úbeda (Jaén). Domingo 28 de septiembre de 2025. Dos tercios de entrada.
Toros de las ganaderías de Fuente Ymbro (1º y 5º), Daniel Ruiz, Victorino Martín, Torrealta y El Freixo, de buena presentación y juego, destacando el tercero, de Victorino Martín, que fue premiado con la vuelta al ruedo; para:
- CURRO DÍAZ: oreja, dos orejas, dos orejas, ovación, ovación y palmas.