El salón de actos de la Fundación Cajasol en Huelva, lleno hasta la bandera su aforo para la presentación de este extraordinario libro.
El autor del libro Alejandro Márquez junto al hijo del maestro, Miguel Báez, eran los encargados de darle forma y charlar amenamente de la figura del Toreo, Miguel Báez Espuny.
Un torero que llevaba a Huelva por bandera y que no se entendería esa sinergia, sin que Huelva y Litri fuese esa fusión, de pasión, amor y gratitud que desbordaba el maestro.
Su carrera comenzó el 17 de agosto de 1947 en Valverde del Camino (Huelva), formando parte del cartel José Utrera «Costillares» y Juan Barranco Posada, con reses de Gerardo Ortega. Hace su presentación en la Plaza de Toros de Huelva con un clamoroso éxito el día 28 de marzo de 1948, compartiendo cartel con «Costillares» y con otro paisano de Huelva, y a la larga compañero de muchas tardes, Juan Barranco Posada. Se lidiaron toros de Gerardo Ortega y Esteban González del Camino.
Toma la alternativa, el 12 de octubre de 1950, con un clamoroso éxito en la Plaza de toros de Valencia, cortando cuatro orejas y dos rabos en sus faenas, siendo su padrino Joaquín Rodríguez Cagancho y actuando como testigo Julio Aparicio. Los toros pertenecían a la ganadería de Antonio Urquijo.
Un Torero en Mayúscula que llegó a torear la mayoría de los encastes de le época, excepto Miura, y como comentaba el autor del libro, «Ni falta que hacía, maestro».
Pero no solo quedaba ahí su grandeza, fue triunfador en infinidad de ferias, destacando sus puertas grandes tanto en Sevilla como siete en Madrid, si bien cortó 3 y 4 orejas en dos de sus intervenciones en La Maestranza de Sevilla, no salió por la puerta del Príncipe, ya que la salida por esta puerta al cortar tres orejas, no se reguló hasta la temporada de 1981.
Se cumplen este año 75 años de su alternativa, donde el Maestro fue un mandón del toreo en los años 50, llegando a torear el año anterior de su alternativa 115 novilladas picadas, superando incluso a matadores de la época como Juan Belmonte que tenía el récord en 109 festejos. Algo que no le gustó al maestro y le hacía cargarse las pilas. Algo que sorprendió a todos, y es que pasó de 8 novilladas en su primer año a pasar a las 115 novilladas en el año siguiente, hecho que llevo a los empresarios a programar novilladas, donde antes solo se celebraban corridas de toros.
El 18 de mayo de 1950, obtuvo uno de sus mayores triunfos profesionales, saliendo por la puerta grande de la Plaza de Toros de Las Ventas, y tras lidiar al novillo «Alpargatero» de la ganadería de Manuel González.
Fue Miguel Báez un torero de época que no alargaba mucho su presencia en los ruedos, retirándose en lo más alto del escalafón como máxima figura, para volver años después con la misma fuerza con la que se retiraba.
Destacaron sus tres últimas reapariciones por causas muy justificadas, en 1968 para inaugurar la plaza de toros monumental de Huelva, en 1984 el 29 de julio, para reinaugurar la Plaza de Toros de La Merced, plaza que inauguró en 1902 otro Litri, y finalmente lo hizo el 26 de septiembre de 1987 para dar la alternativa a su hijo en Nimes, donde también compartió cartel con Paco Camino para dar la alternativa a su hijo.
Sin duda alguna un libro para aficionados y público en general, donde ver y vivir la grandeza de un torero que amaba a Huelva y Huelva lo amaba a él. No se lo pierdan.
