El Club Cocherito de Bilbao ha celebrado un coloquio con Javier García Nieto (Irún, Gipuzkoa, 1970), autor de la tesis doctoral en la que se analiza el trabajo de una serie de cronistas taurinos que conformaron la denominada Corriente Crítica Esencialista (Vicente Zabala, Alfonso Navalón, Joaquín Vidal, Javier Villán y Paco Apaolaza, entre otros), caracterizada por la denuncia de lo que consideraban los males de la fiesta: la falta de trapío de los toros, el fraude del afeitado, las técnicas heterodoxas en el arte de torear o la corrupción del periodismo taurino, que se desarrolló entre los años 1965 y 2002.
Javier García Nieto compartió con los asistentes al acto del Club Cocherito celebrado en la noche del jueves las conclusiones de su tesis doctoral, que defendió en noviembre de 2022 y en la que se analizan los antecedentes, auge, desarrollo y desaparición de esa corriente crítica. Estuvo acompañado por César Coca, su director de tesis (periodista que también es doctor en Periodismo y licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, director del Aula de Cultura de El Correo y autor o coautor de una docena de libros, además de ganador del premio Miguel de Unamuno de Ensayo en el año 2006). Rafael Ferrer, miembro de la Junta Directiva del Club Cocherito, condujo el coloquio.
El contenido completo de la intervención del ponente y el coloquio posterior están disponibles en el canal CocheritoTV de YouTube en el enlace siguiente: https://youtu.be/QDvT–Iqb58
Conclusiones
El estudio realizado por Javier García Nieto, del que se dijo que, muy posiblemente, es el único relacionado con esta materia que se haya defendido en la Universidad del País Vasco, analiza el trabajo de cronistas taurinos que son referentes de una crítica independiente en la última parte del siglo XX y que formaron un grupo de opinión unidireccional, cada uno con sus matices y personalidad. Esta corriente desapareció casi por completo del panorama periodístico español a partir del año 2002.
Entre las conclusiones expuestas en la tesis se indica que el proceso de cambio generalizado que se produjo a todos los niveles después de la Guerra Civil marcó un punto de inflexión en la fiesta de los toros, que supuso una gran oportunidad del entramado organizativo taurino para hacerse con las riendas del funcionamiento del espectáculo de manera definitiva e interesada. A pesar de la involución experimentada —según indica García Nieto— no se produjo una respuesta contundente por parte de la prensa taurina, lo que permitió el inmoderado alargamiento en el tiempo de todas las irregularidades que llegaron a partir de 1939, entre las que se señalan una heterodoxia de alcance nunca antes conocido, la extensión del delito del acortamiento de pitones o “afeitado” y la perniciosa implantación del llamado “sobre” o remuneración a los periodistas taurinos para comprar su discurso.
Con respecto a la reducción de las proporciones del toro (edad y peso), que constituyeron no solo un abuso por parte de ese entramado organizativo sino un modus operandi estructural, la tesis constata que la poca contundencia del discurso crítico de la prensa taurina, unida al escaso interés de la administración, favoreció la rápida extensión de los fraudes, su enquistamiento y la dificultad posterior en su erradicación.
Las irregularidades que Javier García Nieto señala en su estudio fueron, no obstante, el germen de respuesta para hacer visible la conciencia crítica, que tuvo su mayor expresión en la primera campaña en contra del «afeitado» de los toros del año 1952. Sitúa los referentes principales en Radio Madrid con la voz de Carlos de Larra y Gullón (Curro Meloja), en el diario ABC con las plumas de Luis de Armiñán y Gregorio Corrochano, y en la revista Semana con la de José María del Rey Caballero, Selipe.
Dice el autor en su tesis que, en la medida que la Fiesta avanza por la última parte del siglo XX y la Corriente Crítica Esencialista asienta su discurso crítico, se pueden establecer hasta cuatro etapas diferentes en su desarrollo: una primera o de surgimiento —la más trascendente por su repercusión y por el número de periodistas y cronistas que la integraron—, con una frescura inicial y una radicalidad realmente importantes; una segunda o de incertidumbre, en la que el paso del antiguo régimen a la Democracia tambalea la estructura existente de los medios de comunicación que hasta ese momento eran el soporte para la corriente; una tercera o de consolidación, en la que, superada esa incertidumbre anterior, la corriente aumenta su presencia; y una cuarta y última, en la que, por fallecimiento progresivo de buena parte de los cronistas de la corriente, va perdiendo fuerza hasta prácticamente desaparecer de la prensa escrita nacional.
En todo ese proceso, dice García Nieto, debe valorarse como fundamental la aparición de nuevos medios de comunicación impresos, llegados con el final de la dictadura franquista, que resultan determinantes para la consolidación de la corriente. En este caso señala al diario El País y su apuesta por la pluma de Joaquín Vidal Vizcarro, que marcará definitivamente las pautas del discurso esencialista, convirtiéndose en la voz y el referente de ese tipo de aficionados.
De acuerdo con lo expuesto por el autor de la tesis, el momento clave de las demandas de la Corriente Crítica Esencialista de la crónica taurina se sitúa a partir de la segunda mitad de los años 70 del siglo XX, lo que permite establecer un paralelismo simbólico con la Transición política. La influencia de ese esencialismo —añade el autor y ponente en el coloquio del Club Cocherito— desemboca en un proceso realmente trascendente para la Fiesta con la llegada del empresario Manuel Martínez Flamarique, Manolo Chopera, y su apuesta por la seriedad del toro. “La fisonomía de la Fiesta se transforma en base a que la exigencia del esencialismo respecto a la integridad del toro es atendida, estableciéndose un interesantísimo periodo de cambios. Como nunca antes —añade García Nieto— se establece una cierta comunión entre la organización del espectáculo y las demandas de la corriente, que desemboca de manera simbólica en la llamada «Corrida del Siglo» en 1982 como expresión pura de la fiesta esencial”.
Según recoge Javier García Nieto en sus conclusiones, a pesar de la orientación unidireccional del movimiento esencialista, cada uno de sus autores de esta corriente puede ser identificado por su discurso crítico ya que muestran diferencias relevantes a la hora de abordar los aspectos que rodean el espectáculo, si bien todos ellos defienden su esencia en base a los dos factores claves (integridad del toro y toreo conforme a un canon artístico concreto y definido). En este sentido, el autor de la tesis señala en sus conclusiones que el discurso de Vicente Zabala Portolés de la primera etapa queda marcado por su reiterativa reclamación y defensa de la integridad del toro como elemento autentificador, único e insustituible, de la verdad del espectáculo; el discurso de Alfonso Navalón Grande complementa a aquél a partir de la denuncia sostenida del fraude del «afeitado» y con la originalidad a la hora de la denuncia en la utilización de un término («perritoro»), definitorio de la insignificancia de algunas de las reses que se lidian; Joaquín Vidal Vizcarro desarrolla una impresionante campaña de denuncia en contra del abuso cotidiano en la «suerte de varas», que es huella insoslayable de su relato; Francisco Apaolaza Banastier es la reiteración en la defensa de un canon artístico concreto, esencial, claro y perfectamente definido como marca fundamental de su discurso, que adquiere un cariz más poético en la diferenciación de las denominadas dos «caras de la luna» como metáfora del injusto funcionamiento del espectáculo; y Javier Villán se convierte en el exégeta por excelencia del torero José Tomás Román Martín, figura indiscutible y fenómeno sociológico desde finales de los años noventa del siglo XX hasta el momento en que Javier García Nieto deposita su tesis doctoral.