El Rincón de siempre, el abrazo a Santana y la entrega de Castella y Pérez marcaron el festival Caleño.

El cuarto festejo de la Feria de Cali tuvo como eje el regreso de César Rincón a la plaza que lo vio vestirse de luces por primera vez. Con una entrada que cubrió tres cuartas partes del aforo, el festival taurino se convirtió en el corazón emocional de esta edición. 

La noche caleña abrazó el ruedo de Cañaveralejo, adornado de miles de farolillos para la procesión de la virgen, pero sobre todo emocionada por el regreso del maestro y con el emotivo homenaje al banderillero Ricardo Santana, quien partió plaza rodeado de los toreros y el personal del coso en medio de una ovación cálida y sentida. Fue un gesto sincero de reconocimiento, culminado con una vuelta al ruedo que Santana hizo visiblemente conmovido, recogiendo el afecto del público caleño. Un instante de sensibilidad que dio paso a un festival marcado por la mansedumbre generalizada del ganado, pero también por la entrega inquebrantable de los actuantes.

César Rincón fue, como se esperaba, el gran eje de la noche. Al primero, manso y huidizo, le aplicó toda la paciencia del mundo: fue a buscarlo, lo acompañó en sus huidas, lo sujetó y le enseñó a embestir. Sin estridencias, con mando, logró una serie intensa y templada que terminó imponiéndose. Una espada defectuosa dejó todo en una oreja. Al cuarto, suelto y desentendido, lo fue metiendo poco a poco en la muleta hasta reconducir su genio con suavidad y firmeza. Otra vez la espada se interpuso en la puerta grande. 

Sebastián Castella encontró en su lote sin raza, el segundo huidizo y el quinto parado. Pero nunca renunció a la faena. Al segundo lo cuidó, lo mimó y terminó por encelarlo hasta extraerle una faena de creciente intensidad que coronó con una gran estocada, cobrando las dos orejas. El quinto, aún más apagado, no permitió lucimiento pese al esfuerzo del francés, que quedó sin premio. Marco Pérez, por su parte, dejó una grata impresión en sus dos turnos: al tercero lo sometió con autoridad sutil y temple, destacando dos derechazos rotundos; y al sexto, el único con movilidad, lo toreó con frescura, alegría y ajuste, redondeando una labor de alto nivel técnico. Las espadas redujeron premios, pero no el reconocimiento. El joven salmantino paseó una oreja en cada uno. 

FICHA DEL FESTEJO: 

Lunes 29 de diciembre. Plaza de toros de Cañaveralejo, Cali (Colombia). Festival nocturno. Cuarta de feria. Tres cuartos de entrada en noche agradable. Novillos de Juan Bernardo Caicedo, correctos de presencia y mansos en general, el sexto tuvo movilidad sin raza. 

César Rincón, oreja y ovación tras dos avisos. 

Sebastián Castella, dos orejas y ovación. 

Marco Pérez, oreja y oreja tras dos avisos.