Que, si Huelva es bonita, no lo digo yo. Los alrededores de la Plaza de Toros de La Merced han rebosado de alegría, de alboroto, de gentío y sobre todo de juventud, mucha juventud. Relucía como una novia encendida, en un día claro, que se aliviaba con el frescor de su brisa marinera, mientras se llenaba de color en su graderío, adornándose para la ocasión.
Hoy es el día del entusiasmo rebosante, de la ilusión, del candor de seis chavales movidos por una única pasión.
Tendidos hasta la bandera por una buena causa. Más de dos toneladas de alimentos recogidos para el Banco de Alimentos en una clase práctica donde el empresario del coso de la Vega Larga, D. José Luis Pereda, convence con su real apuesta por la savia nueva, inspirado en su pensamiento de que hay que dar visibilidad a lo nuevo, a lo emergente, que, sin duda, es el futuro de la fiesta.
Pero esta cuestión va más allá. Hay otro trasfondo. Tauromaquia, cultura y solidaridad van de la mano en una tarde cargada de delirios de triunfo, alimentando, indudablemente, la creación y afianzamiento de afición.
Seis novilleros sin picadores se han medido frente a seis erales, cuatro de la ganadería de Millares y los otros dos, del hierro de La Condesa, conjugando un interesante festejo. De distinta condición, los bureles enjaretados en la disposición y entrega ecuánime, y a raudales, de los seis jóvenes que han venido a derramarse en Huelva.
Dos son de la tierra, David Ramírez y Cristóbal de Lara, el primero con menos suerte dejando la impronta de querer hacer las cosas bien, en el sitio, templando y componiendo. El segundo calentó, con un novillo complicado que le dio el volteretón, pero más allá de encogerse, lo encaró con inteligencia y aplomo.
Dos son de Cádiz, Antonio Santana y Juanmi Vidal. Un novillo con genio que recibió el de Chiclana con cinco largas cambiadas en el tercio, lo que vislumbró el nivel de entrega de Santana. Y una faena extraordinaria con la que nos deleitó el de Sanlúcar de Barrameda, con un novillo dulce, con un pitón izquierdo que hacía el deleite de los que allí lo vimos, aunque quisimos ver más. No obstante Vidal lo cuajó en una faena de torero hecho.
Y dos son de Sevilla, Javier Torres “Bombita”, de clara inteligencia, afanó con firmeza y bien colocado ante uno con poca clase que también le arremetió. “Lo único que aquí se arrugan son las papas”, comenta al micrófono de Hispanidad Radio cuando se le destacó su labor al irse a la cara del novillo sin mirarse después de una buena voltereta. Gozoso por su salida a hombros y sus dos orejas en el esportón. Pero señores, es que hay otro torero en La Puebla del Río y se llama Armando Rojo. Aún le queda recorrido, pero se le ve los aires de buen torero. Asentado, encajado, con sevillanía y bien colocado. Toreó con todo el cuerpo, pecho, muñecas, perfume de toreo caro dejó sobre La Merced. Se llevó el premio de la “IV Edición Huelva es Torera, objetivo La Merced”, que volvió a apadrinar el matador de toros de Trigueros, David de Miranda, como máximo triunfador de la temporada pasada en Huelva y actual triunfador y único de Sevilla.
A hombros salieron Antonio Santana, Cristóbal de Lara, Armando Rojo y Bombita. Detrás, una masa de niños que jaleaban a los novilleros compartiendo la alegría que solo los niños saben desprender cuando es genuina. Hoy se ha hecho cantera en la afición.
Por esto y por otras cosas más, hoy La Merced era una novia. La novia de Huelva en Colombinas que se estrena con ingente deseo de seguir reluciendo así de lozana y bonita.
Rocío Molina Pineda