El torero daimieleño volverá a vestirse de luces en su tierra el próximo 30 de agosto, en una tarde que promete emociones fuertes.
Daimiel vivirá una tarde con un sabor muy especial el domingo 30 de agosto, cuando Luis Miguel Vázquez vuelva a hacer el paseíllo en su plaza, arropado por su gente y por una afición que no olvida lo que ha dado este torero a la tauromaquia daimieleña. La cita, que forma parte de la Feria y Fiestas en honor a la virgen de las cruces, reunirá a un cartel con alicientes y toros de una ganadería de las más serias del campo bravo.
En esta entrevista, Luis Miguel Vázquez habla de lo que significa volver a torear en Daimiel, de su forma de entender el toreo en esta etapa de su vida y de cómo vive la preparación para una fecha tan marcada en el calendario.
Vuelves a torear en tu tierra. ¿Cómo se vive una tarde así desde dentro?
Con mucha responsabilidad, pero también con el corazón lleno. Torear en Daimiel no es una fecha más, es un reencuentro con la gente que me ha visto crecer, que ha estado en lo bueno y en lo difícil. Hay mucho sentimiento en esa plaza. Y eso no se puede explicar con palabras.
Eres un torero de la tierra. ¿Crees que eso genera una conexión distinta con el público?
Sí, sin duda. Aquí no solo te ven como torero, también como persona. Saben de dónde vienes, lo que has luchado, lo que te ha costado cada paso. Esa complicidad con el tendido es única. El público daimieleño es exigente, pero también muy generoso cuando siente verdad en el ruedo.
¿Cómo está siendo tu preparación para esta fecha tan especial?
Con la seriedad que merece. Me gusta llegar a este tipo de compromisos en plenitud, sabiendo que he hecho todo lo posible por dar mi mejor versión. Estoy centrado, ilusionado y muy motivado. Daimiel se merece un torero entregado.
¿Qué importancia tiene que Daimiel sea un referente torista de la provincia?
Muchísima. En los pueblos, la plaza de toros es cultura, es identidad, es memoria. Mantener una corrida de esta categoría no es un espectáculo más: es defender nuestra manera de entender la vida. Y cuando los carteles se cuidan, y la plaza responde, todo cobra sentido. Además, una corrida de Adolfo Martín como la que se trae a Daimiel, da una importancia extra al compromiso. Los toreros que vienen a Daimiel saben lo que se juegan, aquí no hay trampa ni cartón. Cuando me propuse volver, sabía que no era para hacerlo en un festival o de manera suave, quería hacerlo en Daimiel, y con lo que eso conlleva.
¿Cómo sientes que has evolucionado con el paso del tiempo?
Con los años aprendes a convivir con el miedo, a buscar dentro de ti. Mi camino ha sido largo, he pasado por etapas distintas, sentí que había perdido el rumbo de mi vida, pero hoy tengo un objetivo claro, quiero ser feliz, estar sereno. Encontrarme conmigo mismo, y dejar huella en la gente que me viene a ver.
¿Qué te gustaría que pasara el 30 de agosto en Daimiel?
Que la gente salga feliz, con el corazón lleno. Que vean a un torero de aquí, con su verdad, con sus defectos y sus virtudes, pero con la entrega intacta. Y que la plaza se llene, que eso es lo que da sentido a todo. Quiero que al acabar, la gente sea consciente que no me he dejado nada dentro, y se vaya a su casa emocionada con lo que ha visto en el ruedo.
El compromiso tendrá lugar el próximo 30 de agosto en Daimiel y las entradas ya están disponibles en la web www.tauroemocion.com