Morante y las luces

Articulo de José Luis Trujillo del Real

La ovación que rompió plaza a la par que los Zulueta iniciaban el despeje, demostraba que había ganas de toros, la solemnidad de la marcha real en los compases de Tejera entre aplausos y quizás excesivos vítores a España, al Rey, a Morante -y hasta alguno más que no entendimos- continuaron lamentablemente durante el sentido minuto de silencio con las cuadrillas perfectamente formadas sobre el albero. Estrenábamos una tarde de toros en Sevilla, casi dos años después y Morante, Roca Rey y Pablo Aguado vestían de dulce para la inauguración de la temporada, destacando el precioso vestido del torero cigarrero, con un terno profusamente bordado en oro y propio de la solemnidad de este Sábado de Resurrección en septiembre. Oro sobre el albero en la tarde que el sol ya busca el otoño.

Si bien Roca Rey sería el triunfador numérico, la faena de Morante al cuarto, ante un toro manso que terminó rajado, llena de pundonor y valentía fue sin duda la que marcó el sino de la tarde. Con una faena en el que el torero de La Puebla compuso una obra cargada de detalles de valentía y de torería -como cuando citó de frente recordando a Pepe Luis- en el que se lo pasó más que cerca poniendo los tendidos en pie, entre los sones interruptus de Suspiros de España . Lástima que los aceros impidieran un triunfo mayor, pero el sabor de boca que dejó el torero y la actitud en esta temporada hace que la ilusión por verlo vaya a más.

Las  luces de la tarde la pusieron el soberbio quite de Pablo Aguado -mermado por una lesión de rodilla que esperemos no rompa las esperanzas de verlo la semana que viene- al quinto de la tarde por chicuelinas llenas de gracia y rematado con dos medias verónicas, la segunda de ellas tan despacio que duró una eternidad y Roca Rey, con una faena de más a menos al gran segundo toro de la tarde, de nombre Distante, que quién sabe si no fue de vuelta al ruedo, y la faena del sexto en que el peruano pisó el acelerador, pero que marró el triunfo con la espada.

El toreo -Morante- y las luces, parafraseando al poeta que nos ha dejado , nos regaló el oro en que cambia el verde (de la esperanza) con el sol del otoño.”

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