Ortega y Carrión cortan oreja en la tercera de promoción.

Adrián Centenera y Nek Romero dieron sendas vueltas al ruedo


El novillero mexicano Emiliano Ortega y Manuel Jesús Carrión, que se presentaba por la escuela de La Algaba, han sido los triunfadores del tercer festejo clasificatorio del ciclo de promoción de nuevos valores celebrado esta noche en la plaza de la Maestranza en el que también destacaron las formas del valenciano Nek Romero.

FICHA:

Se lidiaron erales de Lora Sangrán, bien presentados y de juego desigual destacando por su codicia el lidiado en quinto lugar.

Álvaro Romero, ovación
Adrián Centenera, vuelta al ruedo tras petición
Emiliano Ortega, oreja
Nek Romero, vuelta al ruedo tras aviso
Manuel Jesús Carrión, oreja
Martín Morilla, silencio

COMENTARIO

Álvaro Romero, que se presentaba por la Escuela Taurina de Sevilla-Amate, se enfrentó al primer novillo de la noche, un ejemplar potable y manejable, con el que hizo un animoso esfuerzo sin poder sobreponerse por completo a su falta de oficio.

El segundo eral de Benítez Cubero iba a plantear muchas dificultades a Adrián Centenera, que había acudido al ciclo en representación de la Escuela ‘El Juli’. Centenera se marchó a recibirlo a portagayola y mantuvo una encomiable entrega con capote, banderillas y muleta en la que evidenció tablas, solvencia y buen corte a pesar de las asperezas del novillo.

Emiliano Ortega, de México, cayó de pie en su presentación sevillana. Lidió un novillo, el tercero, que propinó una seria voltereta a Nek Romero en su turno de quites. Brindó al gran banderillero sevillano Rafael Torres antes de emplearse en una larga labor en la que mostró compostura y buenas maneras, además de los resortes necesarios para resolver los defectos del ejemplar de Lora Sangrán. Mató bien y pronto y se le concedió la primera oreja del festejo.

El cuarto novillo de la noche no salió sobrado de fuerzas. Nek Romero, que también pone banderillas, supo administrar la movilidad de su enemigo, que nunca se empleó por completo en la muleta, para trazar una faena firme, asentada y de trazo natural. En el último tramo de su labor resultó alcanzado de nuevo por el eral antes de dejar una estocada tendida que pudo enfriar la petición del trofeo que se había ganado.

Manuel Jesús Carrión representaba a la Escuela Taurina de La Algaba. Para él fue, con diferencia, el mejor novillo de la noche, un ejemplar codicioso y un punto pegajoso que puso algunas dificultades a las cuadrillas antes de romper en la muleta. Carrión enseñó su personalidad diferenciada y hasta un toreo desmayado que validó, muy arropado por su gente, la concesión del trofeo.

Martín Morilla, de Morón de la Frontera, tuvo que enfrentarse al novillo de mayores asperezas que brindó al diestro Emilio de Justo. Martín quiso siempre hacer las cosas bien a pesar de esas dificultades pero se iba a eternizar con el acero enfriando cualquier posibilidad de triunfo.


FOTOS: ANTONIO DE LOS REYES / PAGÉS

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