Pablo Atienza y Paco Ureña salen a hombros en Almazán

Plaza de Toros de Almazán

Tarde importante con reses de Domínguez Camacho, salen a hombros el toricantano Pablo Atienza y su testigo Paco Ureña, el padrino Diego Urdiales paseo un trofeo.

Pablo Atienza se ha convertido en matador después de lidiar y matar en Almazán a «Ordenado», herrado con el número 68 de Domínguez Camacho. El segoviano apenas pudo lucir con el capote, justo cuando arreciaba la lluvia, pero se desquitó muleta en mano, con una faena plena de sabor y torería, donde no parecieron pesarle los nervios de la alternativa. Ante la noble condición del astado, Atienza ligó un trasteo que tuvo sus mejores momentos con la muleta en la mano izquierda, firmando naturales templados y de empaque. Dos orejas tras una estocada un punto caída.

No acabó de acoplarse Diego Urdiales con el segundo, de noble condición pero justito de fuerza y raza. Faena de muletazos sueltos, sin ligazón, que no acabó de romper por las carencias del astado de Domínguez Camacho y la desconfianza de un Urdiales al que no se vio a gusto en ningún momento delante de la cara del toro. Se tiró, eso sí, a matar con todo para intentar aferrar una oreja que el público pidió con fuerza y el presidente concedió

Por estatuarios comenzó Paco Ureña una faena que tuvo en el temple su mejor virtud. Sin fondo y justo de casta y raza, el tercero de Domínguez Camacho exigía seda en los cites y media altura en los embroques para que la faena cogiese altura, como ya había demostrado en el quite por chicuelinas. Y el murciano acertó en el planteamiento del trasteo, que tuvo momentos especialmente destacados por el pitón derecho. Tras un pinchazo, Ureña cobró una gran estocada que le sirvió para cortar una más que merecida oreja

Tres excelsas verónicas, todas por el pitón derecho, rematadas con una gran media, fueron el recibimiento -y a la postre lo mejor y casi único de la tarde de Diego Urdiales en Almazán- de un cuarto toro que acusó en la muleta la mala lidia y la costalada que se dio antes de entrar al caballo. El diestro riojano, que como en su primero no acabó de acoplarse ni de confiarse, intentó esbozar una faena basada en la mano derecha, (apenas cogió la izquierda) que no tomó vuelo en ningún momento. Mató de estocada fulminante tras pinchazo y vio silenciada su labor

Firme y exponiendo mucho más de lo que se merecía el desclasado y bruto quinto, Paco Ureña firmó una rotunda faena en Almazán sólo malograda por una estocada que hizo guardia y de la que a punto estuvo el murciano de salir prendido. No fue el único momento de peligro del trasteo, porque el toro buscaba siempre al torero, casi a la altura de la cabeza, al rematar cada muletazo. Un prenda ante el que Ureña estuvo solvente y muy firme en los toques para iniciar los embroquez y aprovechar el escaso recorrido que le permitía el animal. Especialmente emotivos, por el peligro que reinaba en el albero, fueron las tandas con la muleta en la izquierda, libre del armazón de la ayuda. El público reconoció el esfuerzo del matador con una oreja que le aseguró la Puerta Grande

Complicada prueba para Pablo Atienza en su segundo toro como matador. Muy cuajado y rematado -fue el de mejor presentación de la corrida de Almazán-, el de Domínguez Camacho fue a peor desde que sintió el primer par de banderillas. Pedía el carné en cada embestida, con esos tornillazos al pecho que lanzaba al final del embroque. Estuvo firme y solvente el segoviano, intentando hacer las cosas bien por ambos pitones como si el toro fuese bueno. Complicadísimo para matar, el público reconoció el esfuerzo a Atienza con una cariñosa ovación

Información y galería Libertad Rodríguez

Ficha del Festejo

Toros de Domínguez Camacho,

Diego Urdiales, oreja / silencio

Paco Ureña, oreja / oreja

Pablo Atienza, dos orejas / ovación

Incidencias.- Rozando la mitad del aforo.