El matador de toros madrileño se encuentra consigo mismo en la ruta jacobea mientras repasa el contenido de una temporada en la que logró hacer crecer el crédito entre los aficionados. Diego García partió de Sarria y peregrina en soledad hasta Santiago de Compostela en busca de la Compostelana.
El torero en busca de la Compostelana. Diego García en peregrinación camino de Santiago de Compostela. Viajo el pasado domingo hasta Sarria y el lunes arranco el Camino, son 115 kilómetros los que tiene por delante en busca del destino que espera completar al final de esta misma semana. El diestro hace del Camino de Santiago el paseíllo más largo de su vida al termino de una temporada que ha sido muy fructífera tanto en festejos como en trofeos. Diego García tiene ya en la agenda de su apoderado varias fechas previstas para el próximo año, que deberá ser una temporada de afianzamiento y crecimiento dentro de la profesión.
Al esfuerzo del Camino de Santiago se le suma la borrasca Benjamín, días de lluvia y viento que mojan y azotan la mayoría de España y con la que también combate el torero peregrino estos días en su peregrinación hasta Santiago de Compostela, enfundado no en el traje de luces, sino en abrigo, gorro y chubasquero para combatir las adversas inclemencias meteorológicas. Sarria, Portomarín, Palas de Rei, Melide, Arzúa, O Pedrouzo y Santiago de Compostela son las etapas y es el itinerario que recorre estos días hasta completar el Camino.
Como el resto de los peregrinos, el torero irá sellando las credenciales en las respectivas paradas que cerrará en Santiago la Compostelana acreditando así que se ha hecho dueño del camino. Una forma de buscar la protección y el amparo antes de que arranque y la incertidumbre propia de la próxima temporada.
Según palabras del diestro «Me apetecía mucho venir. Hice una promesa y las promesas se cumplen, pero además también tenia mis motivos religiosos que al fin y al cabo, son el fundamento del Camino y me considero un privilegiado por poder hacerlo. Este es un lugar tranquilo, en una época reposada y en soledad. La soledad es complicada pero para los toreros es muy importante. Sirve para refugiarte en tu interior, buscarte, escarbar… Es importante para conocerte por dentro y te sirve para buscar tu propio misterio. Al final es lo que te hace llegar a la plaza tranquilo y tener algo que decir, sea lo que sea… pero algo hay que decir».
















