Toreros de ayer: Antonio Borrero Borrero (Parte I)

Tercer eslabón de la dinastía iniciada por su padre y continuada por su tío, totalizó diez paseíllos en el coso onubense, actuando en cuatro novilladas picadas y en seis corridas de toros.

En estas actuaciones, Tono Chamaco un total de doce orejas, logrando en una ocasión el doble trofeo y en diez oportunidades cortar un apéndice. Como novillero cortó en cinco ocasiones una oreja y una lo hizo con dos y como matador también obtuvo cinco orejas.

Su primer paseíllo se produjo el 4 de agosto de 1.989, actuando junto a Julio Aparicio en un mano a mano con astados de Juan Pedro Domecq. Y la actuación del joven torero fue espectacular. Con su primero, inició el trasteo de rodillas para seguir con derechazos y naturales entre el delirio de los tendidos que contemplaban el enorme valor del torero, que no estuvo afortunado a la hora de matar y recibió un aviso antes de dar una aclamada vuelta al ruedo. La apoteosis llegó con su segundo al que citó de largo con pase cambiado al que le siguieron varias series con ambas manos entre el entusiasmo de los espectadores que, al atinar con la espada, le concedieron dos orejas. Recibió un revolcón en el que cerró plaza, al que toreó con su particular estilo y, tras otro susto, acabó la faena de rodillas, logrando un nuevo trofeo. Fue una actuación valentísima que entusiasmó a los espectadores que cubrieron dos tercios del aforo.

En las Colombinas de 1.990 actuó en dos festejos. En el primero, celebrado el 1 de agosto, estuvo acompañado por Jesulín de Ubrique y Miguel Carrasco en la lidia de reses de Juan Pedro Domecq. En esta ocasión, el joven Chamaco volvió a poner de manifiesto su valor estoico ante las reses, a las que sometió sacándole todo cuanto tenían y exponiendo al máximo por lo que, tras un achuchón en su primero, tuvo que visitar la enfermería, donde se le apreció que no sufría lesión alguna. Mató con eficiencia a sus dos novillos, por lo que fue galardonado con un apéndice en cada uno de su lote.

Tres días más tarde, el 4 de agosto, volvió a hacer el paseíllo y lo hizo mano a mano con Finito de Córdoba con reses de Jandilla. En tarde mucha responsabilidad, el torero quiso triunfar ante sus paisanos, pero, ante las condiciones de sus oponentes, tuvo que poner su arrojo, valor, coraje, pundonor, personalidad y rabia para que la tarde no se le escapara. Con el capote no llegó a alcanzar el lucimiento deseado y con la muleta estuvo muy valeroso y con ganas de triunfar. La disposición de Tono tuvo su premio en el que cerró plaza, al que le cortó una oreja después de haber sido avisado en el cuarto de una tarde en la que expuso sus deseos de agradar sin que la fortuna le acompañara, pero aún así dejó satisfecho a los espectadores. 

Su última actuación como novillero la hizo el 1 de agosto de 1.991 junto a Luis de Pauloba y Miguel Carrasco ante astados de Jandilla. No fue bueno el primero de su lote, pero el público no lo vio así por lo que terminó enfadándose con el torero, desquitándose en el otro al que le realizó una excelente faena que, por su seriedad, armonía y templanza, sorprendió a los espectadores, por lo que, al acabar de estocada y dos descabellos, paseó una oreja. En la enfermería fue asistido de una contusión en la muñeca derecha, con posible artritis traumática, calificándose su estado como leve.

Artículo de opinión de Vicente Parra Roldán.

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