Toreros de ayer: Miguel Báez Spínola «Litri», Parte (IV).

Reses del Marqués de Domecq se lidiaron el 31 de julio de 1.991, actuando José Ortega Cano y Julio Aparicio. Parado y sin fuerzas salió el primer ejemplar que le correspondió a Miguel Báez Litri, cuyos deseos se fueron desvaneciendo poco a poco. El toro no pasaba y el onubense estuvo por la cara antes de dejarle media estocada y tres descabellos, siendo silenciada, respetuosamente, su labor. Con el novillote que hizo quinto, y que fue muy protestado por el público, tampoco pudo lograr lucimiento alguno, por lo que optó por acortar la faena y dejar una estocada caída, recibiendo unas palmas de sus incondicionales que comprendieron que el torero onubense no había encontrado, en esta ocasión, material idóneo para su toreo.

Del festejo celebrado el 2 de agosto de 1.991, con Roberto Domínguez, Espartaco y Litri, con toros de Juan Pedro Domecq y un sobrero de Jandilla hay que referirse a l sucedido en el ruedo. Parado y sin fuerzas salió el primer ejemplar que le correspondió a Miguel Báez Litri, cuyos deseos se fueron desvaneciendo poco a poco. El toro no pasaba y el onubense estuvo por la cara antes de dejarle media estocada y tres descabellos, siendo silenciada, respetuosamente, su labor. Con el novillote que hizo quinto, y que fue muy protestado por el público, tampoco pudo lograr lucimiento alguno, por lo que optó por acortar la faena y dejar una estocada caída, recibiendo unas palmas de sus incondicionales que comprendieron que el torero onubense no había encontrado, en esta ocasión, material idóneo para su toreo. el segundo toro fue devuelto a los chiqueros, saliendo el sobrero que resulto ser de la misma condición, por lo que los espectadores protestaron ruidosamente y extendiendo su malestar durante el resto del festejo. Pero, al salir el sexto de la tarde, la situación se reprodujo y el público, cansado de contemplar lo que se le ofrecía, comenzó a arrojar toda clase de objetos al ruedo, dejándolo impracticable, mientras las protestas aumentaban en su volumen. Litri tuvo que lidiar a su oponente entre latas y almohadillas que habían llegado desde los tendidos, con el público más pendiente de las protestas contra la presidencia, empresa y toreros que de lo que sucedía en el albero. Una vez que había sido apuntillado el animal entre una clamorosa bronca, el componente de la cuadrilla de El Litri, Manuel Rodríguez (El Mangui) hacia gestos obtenibles para que el público no abandonara los tendidos, insinuando que se iba a lidiar el sobrero. Mientras esto acontecía el delegado gobernativo, que había advertido la maniobra, se acercó a dialogar con el director de lidia, Roberto Domínguez, que se encontraba en un burladero, para comunicarle que el festejo ya había terminado al haberse lidiado los seis toros y el sobrero anunciado por lo que, según el último párrafo del artículo 73 del Reglamento Taurino se daba por finalizada la lidia. El torero vallisoletano hizo caso omiso de la indicación, permaneciendo en el burladero, sin abandonar el ruedo ni exigírselo a los demás actuantes, como debería hacerse tras haber acabado el festejo. Tanto él como su compañero Espartaco, pese a las reiteradas peticiones de la autoridad gubernativa se negaron a abandonar el ruedo al mismo tiempo que le daban su respectivo beneplácito a Miguel Báez Litri para lidiar un toro que no estaba anunciado y que había sido reconocido y aprobado para la corrida celebrada dos días antes. Al parecer, el importe económico de la res seria satisfecho por el propio torero para compensar a la empresa. Mientras esto sucedía el público, tras contemplar los gestos de El Mangui, se mantenía a la expectativa y seguía con atención todo cuanto ocurría en el ruedo, donde los operarios se afanaban por dejarlo limpio para que saliera el todo. El hecho de que la tres cuadrillas permanecieran en el callejón y la presidencia se mantuviese en el palco confirmaban que Litri iba a matar otro toro. Fueron muy pocas las personas que habían abandonado los tendidos pues las evidencias de que iba a salir otro toro eran muy grandes. Y la autoridad lo permitió en evitación de una grave alteración del orden público, una vez que se habían puesto di acuerdo los tres diestros, la empresa y la delegación de la Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía.

Artículo de Vicente Parra Roldán.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí