Por Vicente Parra Roldán
Ahora que la plaza de toros de Nerva se prepara para abrir de nuevo, bueno es recordar la corrida de feria que se celebró hace medio siglo, concretamente, el jueves 25 de agosto de 1.967.
Para empezar, hay que señalar diciendo que estaba prevista la alternativa del ecuatoriano Mariano Cruz pero no se presentó y fue sustituido por el chiclanero Emilio Oliva padre que, a la postre, se convertiría en el triunfador del festejo en el que se lidiaron reses de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas que estuvieron bien presentadas y dieron buen juego.
El chiclanero Emilio Oliva se lució al lancear a su primero y, con la muleta, ganó muchos aplausos al torear en unos derechazos a los que siguieron molinetes, naturales y ayudados para concluir de una buena estocada que le valió la primera oreja. Volvió a lucirse al recibir y en un quite con el cuarto al que cuajó una faena con pases en redondos y naturales con mucho temple para dejar un pinchazo y una estocada que le valieron los máximos trofeos.
Manuel Álvarez “El Bala” también se lució al lancear a su primero al que, con la muleta, le trasteó en una faena valiente a un toro que fue pitado en el arrastre. Al no estar acertado con los aceros, fue silenciado. Estuvo muy valiente con el quinto entre el delirio de los aficionados pero, de nuevo, volvió a fallar con los aceros, especialmente con el descabello, y todo quedó en una fortísima ovación que el sevillano agradeció desde el tercio.
También se lució al recibir a su oponente “Barajitas”. A su primero, brindado al público, le realizó una faena con pases por alto, naturales y adornos a un toro que derrotó en demasía. Mató de pinchazo, estocada y descabello y paseó el anillo. En el que cerró plaza, se dobló bien con el animal al que toreó por naturales y, aunque el animal no se prestaba al lucimiento, el diestro estuvo muy voluntarioso para concluir de pinchazo y descabello, siendo ovacionado.
