{"id":72243,"date":"2021-05-15T09:18:00","date_gmt":"2021-05-15T09:18:00","guid":{"rendered":"http:\/\/www.lascosasdeltoro.com\/?p=72243"},"modified":"2021-05-14T11:23:17","modified_gmt":"2021-05-14T11:23:17","slug":"el-espartero-en-seis-hitos-v","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.lascosasdeltoro.com\/actualidad-taurina\/el-espartero-en-seis-hitos-v\/","title":{"rendered":"El Espartero en seis Hitos (V)"},"content":{"rendered":"\n

Por Santi Ortiz<\/strong><\/p>\n\n\n\n

FIGURA INDISCUTIBLE<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Bajo un cielo de bet\u00fan, con el azul refugiado en el dorado traje de El Espartero, dio comienzo aquel mano a mano con Mazzantini en Madrid. Marcaba el calendario el 7 de junio de 1891, el a\u00f1o m\u00e1s notable y glorioso del diestro de la Alfalfa. Estando ya en la arena el segundo \u2013\u201cVelonero\u201d, negro bragado, gir\u00f3n, con mucha cabeza, numerado con el 8 y del hierro del presb\u00edtero don Agust\u00edn Sol\u00eds; bravo y certero al herir, pues en siete varas mat\u00f3 cinco caballos\u2013, dio el el\u00edseo en jarrear y aquello fue el diluvio. \u00bfQu\u00e9 hizo Maoliyo? Pues irse al toro con la decisi\u00f3n suya caracter\u00edstica y, seg\u00fan el Barquero, en El Heraldo de Madrid, dar \u201ccuatro pases y una estocada hasta el pomo, un s\u00ed es no es descolgada. (Pocas palmas, por tener todo el mundo las manos ocupadas con los paraguas)\u201d; mientras que Aficiones, en El Imparcial, rima de su faena: \u201cEso es pasar de muleta\/ pero no lo que hacen otros\/ que van a pasar y siempre\/ el que los pasa es el toro.\u201d Valora la estocada como superior y consigna la ovaci\u00f3n y la vuelta al ruedo que en su cr\u00f3nica le neg\u00f3 el Barquero.<\/p>\n\n\n\n

Tras la muerte del tercero, hubo concilio en el palco de la presidencia entre el us\u00eda y los toreros, resuelto \u2013tras un in\u00fatil receso de diez minutos por si escampaba\u2013 con la \u201cfumata\u201d blanca que daba suelta al cuarto (y \u00faltimo, pues, tras su lidia, se suspendi\u00f3 la corrida). Cuando sali\u00f3 \u00e9ste \u2013\u201cGrajito\u201d, n\u00famero 20, retinto albardado, cornidelantero, fino y con romana\u2013 el ruedo estaba entre lago y estero en pleamar: hasta hubo quien crey\u00f3 ver en \u00e9l lenguados nadando. Con el agua por los tobillos, Espartero se descalz\u00f3 de sus zapatillas y, seg\u00fan Paco Media Luna, en El Toreo, \u201cpas\u00f3 de muleta, como si el piso estuviera en perfecto estado]\u2026[ y entr\u00f3 a matar con una valent\u00eda y arte que nunca hemos visto en este matador\u201d, para apostillar: \u201cCreemos que el toro cuarto de la corrida de ayer, es el mejor estoqueado por Espartero en toda su vida torera.\u201d Por su parte, el Barquero dec\u00eda: \u201cEspartero se descalz\u00f3 y con poca tela entr\u00f3 a matar, dejando la mejor estocada de la era presente. (Palmas, cigarros y \u00a1sombreros!)\u201d. En cuanto a Aficiones, segu\u00eda rimando: \u201cDespu\u00e9s de varios pases,\/ el espada o el buzo\/ da un volapi\u00e9 y resurge\/ del pi\u00e9lago profundo.\/ Redondo cae el toro\/ y en medio del diluvio\/ al Espartero aclaman\/ por Churruca II.\u201d Para continuar ya en prosa: \u201cLlov\u00eda a c\u00e1ntaros\u2026 \u00a1y hasta los paraguas le tiraron!, sin que el agua apagara la fuerza del entusiasmo de que estaba pose\u00eddo todo el p\u00fablico. Los h\u00e9roes que resist\u00edan en barrera le arrojaron cigarros en abundancia. En los palcos se agitaban pa\u00f1uelos. Hubo vivas a Sevilla.\u201d Es posible que \u00e9sta fuera la haza\u00f1a m\u00e1s admirable, el triunfo m\u00e1s apote\u00f3sico, de El Espartero en Madrid. De lo que no hay duda, es que lo realizado esa tarde infernal por Maoliyo Garc\u00eda dej\u00f3 huella indeleble en los aficionados que tuvieron la suerte de verlo.<\/p>\n\n\n\n

El Espartero, como tambi\u00e9n le ha ocurrido a Manuel Ben\u00edtez, El Cordob\u00e9s, fue un torero maltratado por los historiadores; de ah\u00ed que uno de los motivos de estos escritos m\u00edos sea reivindicar al torero como lo que fue: una figura indiscutible del toreo. Espero aportar argumentos convincentes sobre ello.<\/p>\n\n\n\n

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Las figuras son siempre una creaci\u00f3n de multitudes, no el invento de unos pocos. Y se revelan como necesarias para lograr la comuni\u00f3n entre los partidarios e incluso entre los\u00a0aficionados en general al aportarles una perspectiva singular: la suya. M\u00e1s a\u00fan si se presentan como un enigma indescifrable para las reglas vigentes, como le ocurr\u00eda a El Espartero: un torero heterodoxo, capaz de romper la c\u00e1rcel de la l\u00f3gica para revestir las suertes de un nuevo significado, m\u00e1s asequible a la intuici\u00f3n del pueblo que al docto conocimiento de los padres de la cr\u00edtica. De esta forma, Manuel consegu\u00eda despertar sentimientos dormidos; semillas germinadas de emociones rec\u00f3nditas, nebulosas e indefinibles, latentes en ese tronco com\u00fan del subconsciente que hace posible la comunicabilidad del arte, incluso por encima del tiempo. Torero de la noche, en formaci\u00f3n y en concepto, encarn\u00f3 a la perfecci\u00f3n eso de que el artista cuanto m\u00e1s oscuro, m\u00e1s divino. Porque, aunque la conmoci\u00f3n empezara en Sevilla, paulatinamente se fue propagando por los cuatro puntos cardinales de nuestra Pen\u00ednsula hasta invadirlo todo. El Espartero calaba hondo en la masa, y esparteristas confesos y enamorados del valor, la honradez y el toreo de Maoliyo proliferaban por doquier, defendiendo a capa y espada las excelencias de su torero. Sirva de ejemplo el suceso de Tarragona: a tal extremo lleg\u00f3 el entusiasmo despertado en aquella plaza \u201319 de agosto de 1887\u2013 por su faena al toro \u201cProvincial\u201d, de Ripamil\u00e1n, que tom\u00f3 20 varas y mat\u00f3 9 caballos, que los esparteristas parroquianos del caf\u00e9 de Paris, sito en dicha localidad, colocaron la noche de la corrida en una pared del establecimiento un gran cuadro con el retrato de El Espartero, sobre cuya montera aparec\u00eda una corona real. Hecho esto, manifestaban a toda persona que entrara en el caf\u00e9 el deber taurino de descubrirse ante la foto del rey de los toreros, obteniendo los que acced\u00edan a ello, una salva de aplausos de la concurrencia.<\/p>\n\n\n\n

No, El Espartero no fue un \u201cinvento\u201d de Sevilla, sino una realidad que, incorpor\u00e1ndose en un tiempo r\u00e9cord a la primera fila del toreo, donde figuraban Lagartijo, Frascuelo, Fernando el Gallo, Cara-ancha y otros diestros relevantes de largo aprendizaje y vida torera, conquist\u00f3 Espa\u00f1a entera y Portugal. Es cierto que su heterodoxia le asignaba un papel disidente ante el toreo vigente que le acarreaba enconados detractores, pero Manuel era un torero del pueblo, que se hac\u00eda querer por su modestia, su simpat\u00eda, su inmenso valor y su peculiar forma de darse por entero ante los toros; incluso en Madrid, pese a tener, adem\u00e1s de la prensa adversa, un basti\u00f3n de feroz hostilidad; mas, \u00bfc\u00f3mo podr\u00eda explicarse de otra forma la multitud que, despu\u00e9s de muerto, hizo cola ansiosa de ver y despedir a su torero favorito, y la que se agolp\u00f3 en el trayecto que hab\u00eda de recorrer la comitiva desde la calle de la Gorguera \u2013donde se instal\u00f3 la capilla ardiente\u2013 a la estaci\u00f3n de Atocha en el traslado de sus restos mortales para que iniciaran el viaje a Sevilla?<\/p>\n\n\n\n

La memoria de El Espartero ha sido v\u00edctima de dos grandes prejuicios que han empeque\u00f1ecido su dimensi\u00f3n hist\u00f3rica. El primero considera la competencia entre Espartero y Guerrita como fruto de un delirio irracional de los sevillanos, que se la inventaron pretendiendo enfrentar a su torero con el cordob\u00e9s; diestro cuya aplastante superioridad sobre el \u201cpobrecillo\u201d Manolo hac\u00eda del todo imposible dicha pugna. Este planteamiento, convertido en lugar com\u00fan, ha sido aceptado a pie juntillas y propagado sin asomo de duda por todos los escritores y articulistas que posteriormente se han ocupado del asunto. Sin embargo, si se hubieran molestado en investigar lo recogido por las publicaciones de la \u00e9poca, la cosa no les hubiese parecido tan clara.<\/p>\n\n\n\n

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Para situar la pugna en su contexto, comencemos diciendo que\u00a0Rafael Guerra, Guerrita, tom\u00f3 la alternativa dos a\u00f1os y diecis\u00e9is d\u00edas despu\u00e9s que El Espartero; son, por tanto, toreros\u00a0de la misma generaci\u00f3n taurina; aunque no pueden ser m\u00e1s opuestos en cuanto a la preparaci\u00f3n del doctorado, pues mientras El Espartero hab\u00eda comenzado a brillar con luz propia, de manera s\u00fabita, tan s\u00f3lo dos meses antes del mismo, Guerrita hab\u00eda tardado once a\u00f1os en alcanzar el puesto de matador de toros, desde que, con catorce a\u00f1itos, se vistiera por primera vez de luces en la cuadrilla de Los Ni\u00f1os de C\u00f3rdoba. Adem\u00e1s, desde algunos a\u00f1os antes de la cesi\u00f3n de trastos ven\u00eda acopiando fama como banderillero de toros acuadrillado con Fernando el Gallo y Lagartijo. La competencia con Manuel comienza la primera vez que torean mano a mano en Sevilla \u201315 de abril de 1888\u2013, tarde favorable a El Espartero, epilogada por unos lamentables sucesos protagonizados por exaltados partidarios de los dos toreros, que llegaron a las manos y en los que la barbarie sac\u00f3 a relucir las navajas. Guerrita se salv\u00f3 por poco de que le dieran una pu\u00f1alada, su banderillero el Bebe fue agredido en el caf\u00e9 Suizo, teniendo que abrirse paso a silletazos. Ante tal estado de cosas, decidieron volverse a C\u00f3rdoba y no permanecer en Sevilla hasta las corridas de feria, las cuales fueron favorables al espada cordob\u00e9s. Espartero y Guerrita torearon juntos 34 tardes en Sevilla y unas 20 en Madrid, am\u00e9n de otras muchas por diversas plazas de Espa\u00f1a. Pero ante la cuesti\u00f3n de si aquella competencia era inventada por los sevillanos o por los lagartijistas, despu\u00e9s de que cortaran las relaciones el primer Califa y el Guerra, veamos lo que dice La Lidia \u2013publicaci\u00f3n que nunca se distingui\u00f3 por su inclinaci\u00f3n al torero de la Alfalfa\u2013 despu\u00e9s del \u00e9xito de \u00e9ste con la corrida de Palha, lidiada en Madrid por ambos espadas y Mazzantini el jueves, 2 de julio de 1891:\u00a0\u201cAhora bien: muchos creer\u00e1n que en esta situaci\u00f3n no hay competencia posible, y precisamente la que no ha aparecido antes se ha revelado el jueves. No se necesita ser un lince para haber observado que el de C\u00f3rdoba se esforzaba por alcanzar el nivel del de Sevilla, y que si no lo consigui\u00f3, debiose a las distintas condiciones de las reses, y tambi\u00e9n que el amor propio no dejaba de andar un tanto desasosegado, por no haber logrado la misma altura.<\/em><\/p>\n\n\n\n

\u201cLa competencia, pues, existe. Mientras El Espartero se mantenga donde se ha colocado \u00faltimamente, Guerrita procurar\u00e1 rebasar aquel l\u00edmite, y cuando lo haya rebasado ser\u00e1 El Espartero el que procure a su vez avanzar aquel paso, origin\u00e1ndose de esta porf\u00eda esa competencia, necesaria y \u00fatil, que da calor y animaci\u00f3n al asunto\u2026\u201d<\/em><\/p>\n\n\n\n

Como ven, hab\u00eda quien cre\u00eda en la realidad de la competencia, y si ha pasado a la historia como una quimera ha sido sobre todo por el tr\u00e1gico fin del Espartero. \u00bfSe imaginan ustedes qu\u00e9 hubiera ocurrido de ser Belmonte a quien matara el toro en Talavera? Pues estoy convencido de que en vez de hablar de la Edad de Oro del toreo, lo har\u00edamos de la competencia que se inventaron los belmontistas, pues no hab\u00eda pugna posible entre un torero tan completo, sobrado e inteligente como Joselito y un iluminado, un loco, un suicida, al que se sab\u00eda predestinado a caer en las astas de un toro. Adem\u00e1s, de cien tardes que torearan juntos, Joselito quedaba mejor que Belmonte en noventa y cinco (claro que a Belmonte le bastaban las otras cinco para borrar todo lo que hab\u00eda hecho Joselito en el resto), \u00bfqu\u00e9 mayor prueba de la superioridad de uno sobre el otro? Era tremendo el abismo que se abr\u00eda entre Jos\u00e9 y Juan para tomarse en serio cualquier vestigio de competencia. Pero quiso el destino que el que muriera en Talavera fuese Joselito y eso invalid\u00f3 todos los prejuicios que se barajaban. En el caso de Espartero, su cogida mortal dio la raz\u00f3n a los \u201caugures\u201d que la vaticinaban. Sin embargo, yo creo en la pugna de Espartero y Guerrita, aunque t\u00e9cnicamente uno fuera muy superior y el otro a su vez lo fuera en valor. Y si esta rivalidad no lleg\u00f3 a m\u00e1s, no lo achaco a esa supuesta enorme diferencia profesional que separaba a un diestro de otro, sino que me\u00a0acojo a las palabras del propio Guerrita cuando dijo:\u00a0\u201cEntre Espartero y yo no pod\u00eda haber competencia, porque nos quer\u00edamos demasiado.\u201d<\/em>\u00a0Y era cierto que un\u00eda a ambos una sincera amistad, cosa notable siendo el Guerra una persona de dif\u00edcil trato. Sin embargo, se daba entre ellos una admiraci\u00f3n mutua. Hay dos aut\u00f3grafos de 1894 \u2013el del Guerra fechado el 28 de enero y el de El Espartero el 16 de marzo, el cual reproducimos\u2013 que as\u00ed lo atestiguan. Dice Guerrita: \u201cEl Espartero es el torero de menos facultades f\u00edsicas que yo he conocido. Pero tambi\u00e9n el m\u00e1s valiente de los de mi \u00e9poca. Buen amigo y excelente compa\u00f1ero, resulta agradable torear con \u00e9l.\u201d En el suyo, afirma El Espartero:<\/p>\n\n\n\n

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\u201cRafael Guerra (Guerrita) es el torero m\u00e1s completo de todos los que he conocido desde que tom\u00e9 la alternativa y en la actualidad trabajan, inteligente como el que m\u00e1s, no le falta valor y como compa\u00f1ero es siempre un pe\u00f3n decidido en favor de todos los que profesamos el mismo arte.\u201d<\/em>\u00a0Para concluir esta cuesti\u00f3n, partir\u00e9 una \u00faltima lanza en favor de la realidad de la competencia, citando unas palabras del escritor de la \u00e9poca Jos\u00e9 Mar\u00eda del Rey, Selipe, quien afirmaba:\u00a0\u201cGuerrita sin Espartero es lo que Lagartijo sin Salvador; lo que Salvador hubiera sido sin Lagartijo y Espartero sin Guerrita.\u201d<\/em><\/p>\n\n\n\n

El otro prejuicio del que hablaba fue el de considerar desde el principio que El Espartero era carne de toro; una especie de letra de cambio que ineludiblemente la muerte pasar\u00eda un d\u00eda al cobro. Y as\u00ed fue, pero podr\u00eda no haber sido. Si la temeridad y el arrollar la raz\u00f3n predeterminaran la muerte en la plaza, tambi\u00e9n tendr\u00edan que haber ca\u00eddo en las astas de un toro Juan Belmonte, El Cordob\u00e9s, Paco Ojeda, Pedr\u00edn Benjumea, Luis Freg, Juan Silveti y tantos y tantos otros. Sin embargo, o est\u00e1n vivos disfrutando de su bien ganado descanso, como El Cordob\u00e9s y Ojeda, o fallecieron por causas totalmente ajenas a los toros. No obstante, al diestro de la Alfalfa siguieron poni\u00e9ndole este sambenito hasta que se cumpli\u00f3 la profec\u00eda.<\/p>\n\n\n\n

Que daba motivos para pensar as\u00ed, no cabe duda. Ya hemos dicho que El Espartero era un disidente del toreo vigente en su \u00e9poca; un toreo de horario y minutero: a menos pases, m\u00e1s m\u00e9rito; un toreo donde no deb\u00eda pisarse el terreno del toro y en el que ten\u00eda validez aquel precepto de C\u00fachares que dec\u00eda:\u00a0\u201cPa los pavos que juyen, desarman o se cuelan no se ha jecho el arpiste\u201d<\/em>; esto es: que a los toros que carecen de condiciones para la lidia hay que matarlos sin exposici\u00f3n, sin adornos y vali\u00e9ndose \u00fanicamente de recursos. El Espartero transgred\u00eda todos estos preceptos: le gustaba mucho torear de muleta, con lo que alargaba las faenas; invad\u00eda habitualmente unos terrenos que los dem\u00e1s s\u00f3lo pisaban en casos extraordinarios, y a los toros cobardes, recelosos y huidos intentaba hacerles la misma faena que a los que eran claros y boyantes, cosa que en ocasiones le acarreaba \u00e9xitos clamorosos, pero en otras le abocaban al percance.<\/p>\n\n\n\n

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Coloc\u00e1ndose siempre muy cerca, procurando ce\u00f1irse a los toros en vez de rehuir el embroque, El Espartero daba la imagen de tener un concepto del toreo fiado m\u00e1s en su bizarr\u00eda que en los preceptos de la tauromaquia; mas nadie reparaba en que la suya era otra, era el alborear de un tiempo por venir. Manuel fue pionero en tratar de demostrar que la t\u00e9cnica del valor pod\u00eda conseguir cosas imposibles para el valor de la t\u00e9cnica. Pero abrir caminos nuevos siempre es penoso y conlleva tropiezos y riesgos excesivos, por eso no cabe duda de que, visto desde la \u00f3ptica de su tiempo, El Espartero parec\u00eda predestinado a pagar muy caras sus imprudencias toreras. As\u00ed y todo, consigui\u00f3 ser el torero de la VERDAD, el torero de la EMOCI\u00d3N y una se\u00f1era figura de tron\u00edo aclamada por media Espa\u00f1a.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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