Carlos Tirado con un eral de Macandro dibuja tres verónicas excelentes y otras tres tafalleras extraordinarias, el ayamontino sorprende a propios y extraños, con la muleta persevera con cuatro derechazos de altura los cambios de mano de portento y con la izquierda otros tantos de una torería impropia de un chaval de su calado y todo ello acompañado con los sones del pasodoble de su pueblo, después de un intento fallido acertó al segundo encuentro dos orejas y por la puerta de Huelva y vuelta al novillo de Macandro.
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