Miguel Conde en la Monumental (II)

La temporada de 1.975 fue la de mayores éxitos para el torero onubense tanto por el número de actuaciones como por la calidad de las mismas. Y, a lo largo de la campaña, actuó en un festival con figuras y debutó con caballos.

Pero recordemos esas actuaciones. La primera de ellas se produjo el 20 de enero, festividad de San Sebastián y fecha en la que Litri solía organizar un festival beneficio que, en esta ocasión estada destinado a la Ciudad de los Niños y contaba con el patrocinio de la Asociación de la Prensa de Huelva,

Aquél día hicieron el paseíllo Julio Aparicio, Miguel Báez “Litri”, Antonio Borrero “Chamaco” y Diego Puerta junto a los novilleros Gabriel Puerta, Antonio Infante “Alín” y Miguel Conde, quien lidió una res que llevaba el hierro de Sánchez Cobaleda, y que le permitió redondear una buena tarde aunque los fallos con los aceros hicieron que el premio fuera de tan solo una oreja. Pero Miguel había dejado muestras de su calidad taurina.

No tardó mucho en hacer el paseíllo ante sus paisanos. Y, además, lo hizo para debutar con caballos. Fue en la jornada del 23 de marzo, alternando con Gabriel Puerta y Manuel Ruiz “Manili” en la lidia de utreros de Sánchez Cobaleda. Se esperaba con ilusión a Miguel, pero las condiciones de los astados no le permitieron brillar como todos deseaban. Con su primero tuvo la oportunidad de disfrutar y hacer que sus paisanos también se divirtieran, especialmente en una serie de naturales. Pero la faena careció de ligazón y, además, estuvo mal con las espadas, por lo que todo quedó en una vuelta al ruedo. En el que cerró plaza, tras atropellarlo cundo lo toreaba de rodillas, Miguel no terminó de confiarse y acabó pronto con su oponente.

La tercera actuación en la Monumental en esa temporada llegó en las Fiestas Colombinas, concretamente el 10 de agosto. Se lidiaron reses de Carlos Veiga y, junto al onubense, hicieron el paseíllo Antonio Alfonso Martín y Ángela. En esta ocasión pudieron apreciarse sus avances técnicos midiendo a la perfección sus faenas, que fueron muy similares y llenas de pases de calidad y dominio pese al viento reinante. Además, estuvo acertado con la espada y logró cortar una oreja en cada uno de sus novillos, paseando dos veces el anillo tras matar al quinto. Fue una gran tarde del joven Miguel Conde.

Los éxitos no le sirvieron de mucho por cuanto tuvo que esperar un año para volver a torera. Y fue el 8 de agosto de 1.976, de nuevo en Colombinas, alternando con Curro Méndez y Paco Aguilar en la lidia de utreros de Hidalgo Rincón, que fueron ilidiables. Las ganas de Miguel se estrellaron ante la mansedumbre, falta de fijeza y demás de su primero al que lidió con brevedad, quitándoselo de encima, lo mismo que hizo con el sexto, un animal muy parado. Estuvo voluntarioso pero sin posibilidad de lucimiento. ¡

Nuevo parón en la carrera de Miguel Conde que tuvo que esperar hasta el 15 de enero de 1.978 para actuar de nuevo en su tierra. Fue en un festival para beneficio de los damnificados por unas inundaciones. Miguel no estaba en principio anunciado pero la ausencia de Santi Ortiz, que cumplía el Servicio Militar, le permitió entrar en el cartel. El torero de Las Colonias estuvo bien tanto con el capote como con la muleta pero, una vez más, la espada le impidió el triunfo, siendo aplaudido con fuerza por la voluntad expresada. También intervinieron José Cunquero, Antonio Infante “Alín”, Manuel Benítez “El Peti” y los aficionados Pedro Luis Bosch y Antonio Sauco, con reses de Hijos de Celestino Cuadri, Diego Garrido, Gerardo Ortega y Antonio Borrero “Chamaco”.

Abrió la temporada de 1.979 actuando junto a Urbano Corbacho y Salvador Ortega, lidiando utreros de Bernardino Jiménez, en la tarde del 14 de junio, festividad del Corpus Christi. Miguel alcanzó sus mejores momentos en el cuarto, en unas series de redondos, que gustaron al público. No fue una gran tarde pero si pudo dejar estela de su quehacer en varios pasajes.

Su despedida de la Monumental se produjo el 29 de julio de 1.980, abriendo las Colombinas con Salvador Ortega y Maribel Atiénzar ante novillos de Viento Verde. Aunque se le coló el primero, Miguel logró estirarse con él pero su quehacer no terminó de romper y, además, se puso pesado con los aceros y le legó un aviso. En el otro, tras una buena faena, perdió los papeles a la hora de matar y los avisos fueron llegando hasta que se devolvió el utrero al corral.

Así concluyó las intervenciones de Miguel Conde en la Monumental, donde había actuado en once ocasiones, de las que cuatro fueron en novilladas sin picadores, cinco con los montados y dos festivales.

Artículo de Vicente Parra Roldán.

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