De incienso, percal y albero.

Así se va a vestir la tarde mañana. Cuando a la llama del carboncillo de la Cuaresma no le queda mucho haciendo el paseíllo, nos saca una sonrisa -lo que es difícil en los tiempos que corren- el sevillanísimo cartel que se ha fijado en las paredes de la plaza ubriqueña. 

Ya lo ve usted, estimado lector aficionado al arte entre las artes. Tras esta imagen sobran las palabras. Nos habíamos quedado con la miel en los labios, pero mañana mandará abrir el portón de la temporada española el maestro Pablo Aguado, quien con su naturalidad torera y gracia hispalense, nos abre los ojos entre la nube de incienso en la que inmersos estamos. Le recorren  a uno el cuerpo escalofríos al pensar en esa caricia del mágico percal que tan sólo este diestro saber manejar como tal.

Y Rafa Serna… qué mejor remate de cartel… Cierto es que mañana tiene mucho que ganar, también es verdad que no me extrañaría que así lo hiciera. Su padre que en gloria esté es buen amigo del Altísimo. Algo habrá que hacer. Que el mozo de espadas le amarre fuerte los machos, porque mañana ha de suceder algo grande.

En cuanto a los corrales, a simple vista observo esa inconfundible estrella en la grupa de los bureles… mas no puedo desviar la mirada se sus destartaladas y anovilladas hechuras. No obstante, ojalá me equivoque y mañana en la crónica exprese todo lo contrario, y ojalá no se carguen la corrida como lo hicieron sus hermanos de vallado en el festejo del año 2020, el pasado 12 de octubre.

Y termino por hoy. Que disfrute de la pata negra que de seguro se nos va a servir mañana. Porque a los dos espadas, como quien le dijera al Faraón de Camas, «verlos hacer el paseíllo ya vale la entrada».

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Imágenes: «La razón incorpórea», «republica.com».

Artículo de opinión de

Romero Salas

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