En la muerte de Manolo Roca.

Víctima de una cruel enfermedad, en el día de ayer fallecía en nuestra ciudad el torero Manolo Roca que, primero, quiso triunfar como matador y, al comprender que no tenía las condiciones idóneas para ello, decidió cambiar el oro por la plata y actuar como banderillero, que era su especialidad, en diversas ocasiones, generalmente con toreros de la tierra.

Manolo Roca salió al mundo taurino con ocasión de la reinauguración de la plaza de La Merced y perteneció a aquella generación en la que estuvieron Fernando Moreno, Jorge Buendía, Manolo Contreras, Jesús Medrano, Rafi Acevedo, Miguel Carrasco, el difunto Antonio Pérez “El Onubense” y otros jóvenes onubenses que encontraron respuesta en José Luis Pereda quien, cada temporada, daba, como mínimo, un par de festejos de promoción, con especial presencia de toreros de la tierra onubense.

No fue muy amplia la carrera novilleril de Manolo Roca y en La Merced tan solo tuvo una actuación, que se produjo el 5 de septiembre de 1.987, fecha en la que se corrieron erales con los hierros de Clotilde López y José Luis Pereda y el cartel estuvo integrado por Martín Pareja-Obregón, Miguel Carrasco, Antonio Përez “El Onubense”, Fernando Moreno y Juan Pedro Romero.
Con una larga cambiada recibió Manolo Roca a su oponente, poniendo de manifiesto sus ganas de triunfar, Su inexperiencia le hizo llevar a cabo un trasteo en el que, lógicamente, faltó templanza pero que sirvió para que el público captase sus cualidades. Dejó dos buenos pares de banderillas y siempre buscó el triunfo, que le llegó al cortar una oreja que paseó muy satisfecho.

No tuvo más oportunidades en la capital, aunque sí en la provincia hasta que cambió el oro por la plata, logrando torear algunos festejos, aunque no tantos como pensaba o merecía y, por ello, quiso demostrar su enojo en la corrida de toros celebrada en la noche del 21 de mayo de 1.995, donde José Antonio Campuzano, Emilio Silvera y Edgar García “El Dandy” dieron cuenta de un encierro de José Luis Pereda. Cuando llegó el tercio de banderillas del segundo astado, Manolo Roca saltó del tendido, llevando un par de banderillas en sus manos con la intención de colocarlas en los lomos del astado. No consiguió sus propósitos y fue retirado por las fuerzas de Orden Público presentes en el coso.
Después, paulatinamente, Manolo Roca fue apartándose de los ruedos y menguando su actividad profesional que abandonó hace un tiempo cuando la enfermedad empezó a hacer mella en su estado físico.

Descanse en paz el torero Manolo Roca.

Artículo de opinión de Vicente Parra Roldán.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí