Explosión de toreria de Morante de la Puebla en Sevilla.

Extraordinaria obra del torero de La Puebla que pudo tener mayor premio de no fallar con el acero

La extraordinaria faena de Morante de la Puebla al cuarto de la tarde ha sido lo mejor de esta apertura de la Feria de San Miguel. El torero ofreció lo mejor de su tauromaquia, bordó el toreo y lo ralentizó, y solo la espada le privó de cortar las dos orejas. Obtuvo una, mientras que Tomás Rufo perdió el trofeo con la espada en el tercero de la tarde. Juan Ortega no tuvo lote y se fue de vacío.

Ficha del Festejo

Se lidiaron toros de Hermanos García Jiménez y Olga Jiménez -sexto-, bien presentados. Destacaron tercero y cuarto.

Morante de la Puebla, ovación y oreja tras aviso.
Juan Ortega, silencio y silencio.
Tomás Rufo, ovación y silencio.

Se desmonteraron Sergio Blasco y Fernando Sanchez. Al finalizar el festejo se cortó la coleta el banderillero José Antonio Carretero, que se despedía hoy de la profesión.

COMENTARIO:

Morante de La Puebla comenzó bordando el toreo a la verónica en el primero de la tarde, provocando hondos oles en los tendidos. En el quite brillaron dos medias. Un toro justo de fuerza y empuje limitó la faena del de La Puebla, que firmó un suave comienzo toreando a dos manos y lo intentó por ambos pitones, mostrando por momentos el bello trazo de su toreo hasta que el toro se acabó por completo. Pinchazo y pinchazo hondo que fue suficiente. Ovación.

El sexto no le gustó nada de salida a Morante. El de Matilla parecía algo descoordinado y fue protestado, pero fue el propio torero quien pidió calma y aguantó al toro. En un quite por chicuelinas, el astado le avisó dos veces por el pitón izquierdo. La faena la comenzó con preciosos muletazos a dos manos y cuando intentó el toreo en redondo encontró algunas complicaciones derivadas de la poca fuerza. Morante no se dio por vencido y, con convicción y entrega, pisó un terreno comprometido hasta que sacó el fondo bueno del toro. Cuando lo hizo llegaron muletazos profundos y despaciosos sobre todo por el pitón derecho que fueron un monumento al arte del toreo. Sevilla se entregó al toreo excelso y Morante tuvo las orejas en sus manos. Pero pinchó y el premio quedó en una. Eso era lo de menos después de tal extraordinaria faena.

Juan Ortega esbozó algún buen lance en el segundo de la tarde, uno toro limitado de empuje que llegó a la muleta sin fuelle y sin transmitir. El diestro sevillano lo intentó en vano por ambos pitones sin encontrar emoción en sus embestidas. El público le pidió que entrara a matar. Silencio.

Bien a la verónica Juan Ortega en el quinto, toro que puso a las cuadrillas en apuros en banderillas. En la muleta se encontró con un animal al que le costaba desplazarse y que, al igual que su primero, no transmitía nada. Lo intentó el torero pero no había materia prima.

Tomás Rufo toreó con soltura de capa al tercero, ganando terreno y rematando con un airoso recorte soltando una mano. Con la muleta conectó enseguida con el toro y con el público. Templó muy bien en las dos primeras series diestras y sonó la música. El toro pedía sometimiento y el torero le bajó la mano y le apretó, ligando con emoción. Cuando cambió a la zurda, el toro se vino a menos y la faena también. Pinchó y fue ovacionado.

Rufo brindó el sexto a Jose Antonio Carretero, que se despedía hoy de los ruedos. La ovación fue cerrada en reconocimiento a su trayectoria y valía. Rufo comenzó bien, ligando por el derecho. Bien colocado y firme, sacó todo el partido al toro de Olga Jiménez, que también fue a menos, limitando la labor del torero, cuya labor fue finalmente silenciada.

Fue bonito el final de la tarde, cuando José Antonio Carretero recibió el homenaje de sus compañeros en el ruedo y su propia hija le cortó la coleta con la ayuda de Morante y Tomás Rufo, el toreo a cuyas órdenes toreó la última corrida de su vida.

FOTOS: ARJONA / PAGÉS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí