Una tarde sensacional la vivida en el coco bilbaíno con motivo de la celebración del 65 festival organizado por el Excmo. Club taurino de Bilbao.
En navarro Pablo Hermoso de Mendoza abría la tarde, Quiebros y delicias al público colocando un único rejón de castigo y cuatro banderillas largas, con Bacano a las cortas de las cuales colocan dos pares, pincha el primer rejón de muerte y el segundo certero en lo alto. Ovación
Salen al tercio la madrina y el galán de Pablo a entregar el obsequio del Excelentísimo Club Taurino.
Enrique Ponce recibe a la verónica al segundo de la tarde. El maestro de Chiva, con su toreo y de estilo propio, cuajó una faena, de corte clasicista, con soberbios naturales, rematada por media estocada, al de El Parralejo, novillo de gran nobleza, que se engarzó en cada tanda del valenciano, aunque escaso de bravura. Ovación y aplausos en el arrastre.
El segundo de la tarde, de a pie, dejó una oreja al diestro Julián López «El Juli», quién exprimió a su oponente con un lucido capote y una faena iniciada en los medios, en la que destacaron templadas tandas con esfuerzo del torero, a un segundo de la tarde un tanto apagado y de escaso tranco, que fue llevado con acierto al caballo, en un equilibrado tercio de varas y que recibió una profunda espada en todo lo alto.
El tercero de El Parralejo y cuarto de la tarde, dejó ver su inaptitud para la lidia ante el capote del maestro alicantino, José María Manzanares y fue devuelto a los corrales. El primer sobrero de El Parralejo, tras el encierro a los corrales del cuarto de la tarde por su inaptitud, se lo puso difícil al alicantino. José María Manzanares intentó sacar el jugo de su inmaduro oponente que no le permitió emplearse con el capote. Inició en las tablas una faena con la muleta, en la que se llevó al novillo a los medios, sacando con temple y esfuerzo alguna tanda y bellos naturales, propios del toreo del maestro levantino al que el público y el palco concedieron una oreja.
Raza y torería la que nos dejó Cayetano Rivera, ante un oponente que no se lo puso nada fácil y que flojeó al verse humillado por los trastos. La sabia del joven de los Rivera-Ordóñez, dejó con ganas al público de Bilbao que vio deslucida su faena, aunque mostrando sus ganas de torear, por un novillo desatento y sin tirón. Algunos pases, como cuentas desengarzadas, vieron culminada una tibia lidia con una estocada tendida del quinto en orden de la tarde y sexto en saltar al ruedo.
Con las rodillas incadas en la oscura arena de Vista Alegre, Andrés Roca Rey recibió con «revoleras» al de El Parralejo, valiente y entregado con el capote y con un buen quite por chicuelinas, tras una bonita suerte de varas, el joven americano hizo vibrar al respetable que derramó una ovación sobre el diestro, quien brindó a la afición su faena. Roca Rey recibió al novillo con la muleta quieto y en el medio, con arriesgados pases que dieron lugar a bellas estampas de naturales y ligadas tandas, por ambos pitones y bajando la muleta, culminadas por una soberbia estocada que alumbraron el atardecer bilbaíno y que con una petición unánime, abrieron la puerta grande al diestro.
El novillero, Antonio Catalán «Toñete», despuntó en el cierre del Festival Conmemorativo del 65 Aniversario del Club Taurino de Bilbao. El joven, certero con el capote, llevó al caballo al novillo por chicuelinas galladas, cerrando un tercio de varas, que fue aplaudido, con chicuelinas y gaoneras. En los pares de banderillas, el de El Parralejo hizo hilo y acortó distancias, destacando un experto y entregado Javier Gómez Pascual. En la faena de muleta, Toñete genuflexó su rodilla para ir sacando con tiento y temple lo poco que guardaba el último de la tarde. Defendiéndose el astado, obligando a improvisados cambios de mano, permitió cortas tandas y no muy lucidos naturales al madrileño que dio final a la lidia con media estocada.
Amplia Galería del festejo