La dinastía Silvera continúa.

Artículo de Vicente Parra Roldán

Novillero hijo del matador de toros del mismo nombre y nieto del que fuese novillero del mismo nombre en la década de los 50. Ha actuado en tres ocasiones en la plaza de Huelva y en las tres ocasiones en la misma fecha, el 3 de agosto.

Hizo su debut en el año 2.016 actuando mano a mano con Alejandro Conquero en la lidia de cinco novillos de La Dehesilla y uno, el sexto, de José Luis Pereda,  El debutante Emilio Silvera perdió una gran ocasión de triunfar en su presentación en la tierra de sus ancestros. Cortó una oreja benévola en su primero al que le realizó dos buenas series de redondos y otras de naturales para terminar con adornos en una actuación correcta y que estuvo mal rematada por lo que, además del apéndice, obtuvo un aviso.

Al cuarto le realizó una faena llena de buen gusto y temple entre las ovaciones de los tendidos. Una gran labor iniciada por alta para seguir con dos series de redondos y mejorar en el toreo fundamental; continuó con adornos antes de otra serie de naturales a pies juntos y, cuando tenía la plaza entregada, perdió los papeles con el descabello que utilizó en doce ocasiones tras un pinchazo y una estocada tendida. Los avisos fueron llegando y el animal se le fue vivo al joven novillero que recibió una fuerte ovación como recuerdo de la magnífica faena realizada.

En el que cerró plaza, Emilio estuvo voluntarioso pero no encontró el lucimiento, dejando tan solo algunos pases sueltos. De nuevo se atascó con la espada, dejando tres pinchazos y media, escuchando otro aviso y una nueva ovación de los tendidos como despedida.

Al año siguiente hizo el paseíllo junto a Rafael Serna y Rodrigo Molina con utreros de Villamarta. Volvía a La Merced Emilio Silvera del que se recordaba su brillante actuación el año anterior. Y, pese a no haber toreado prácticamente nada en la temporada, el joven novillero dejó patente, una vez más, su buen estilo, especialmente cuando torea al natural. Comenzó con estatuarios para seguir con tandas con ambas manos, pero fue con la izquierda cuando mejor interpretó el toreo. Dejó una estocada caída y paseó la primera oreja de la tarde. El quinto, que cogió de forma aparatosa al banderillero onubense Juan Luís Serrano y que afortunadamente no resultó herido, fue un animal flojo y que se paró muy pronto, por lo que Emilio Silvera, exponiendo y obligando mucho, sacó los pases de uno en uno, destacando los templados naturales, cerrando su quehacer con unas jaleadas manoletinas. Necesitó de una estocada y volvió a cortar otra oreja que paseó entre la satisfacción de sus paisanos.

Y su último paseíllo fue en 2.018 junto a Juanito y Alfonso Cadaval, para lidiar reses de Villamarta, Emilio Silvera no demostró las escasas actuaciones que llevaba en la temporada y pareció un novillero cuajado. Destacó en su primero con el que estuvo bien en tres series de redondos entre los aplausos del respetable que aupaban al torero dinástico a conseguir el triunfo. Continuó su buen quehacer a la hora de torear al natural, cuajando dos buenas series entre el delirio de los espectadores. Pero necesitó de un pinchazo y una estocada y la faena, que contó con buenos pasajes y que fue del corte ‘silverista’ tan solo fue premiada con un trofeo. En el otro, un animal sin fuerzas, el joven Emilio Silvera estuvo muy voluntarioso pero en pocas ocasiones logró encontrar el lucimiento, teniendo que esperar al final para sacar unas buenas series de toreo al natural en las que puso al manifiesto su personalidad. Pero, de nuevo, falló con los aceros, necesitando de dos pinchazos y una estocada perpendicular, dando una triunfal vuelta al ruedo.

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