Toreros de ayer: Miguel Báez Spínola «Litri», Parte (VII).

Actuó en otro festival benéfico el 23 de febrero de 1.997, con Emilio Muñoz, Emilio Silvera, Enrique Ponce, Jesulín de Ubrique y El Tato con novillos de Los Guateles y de Miguel Báez Litri. Todas las intervenciones de Miguel Báez Litri fueron acogidas con mucho cariño por los espectadores como muestra de agradecimiento por la organización del festejo. Y el onubense se entregó, sacando series con ambas manos muy emotivas en un largo trasteo que no culminó a la primera por lo que, además de un aviso, sólo pudo conseguir un trofeo de un animal que apenas dio posibilidades para el lucimiento, pero los tendidos estuvieron con el torero choquero.

El 2 de agosto de 1.987 hizo el paseíllo al lado de Enrique Ponce y Francisco Rivera Ordóñez para matar reses de Los Guateles y Miguel Báez Litri. No tuvo material a propósito Litri en el que abrió plaza y el onubense puso mucha voluntad, pero no encontró oportunidad para el éxito ante un toro soso por lo que, al finalizar de una estocada, sonaron algunas palmas que quisieron agradecer la voluntad del diestro ante un toro de nulas posibilidades. Con el inválido cuarto llegó la apoteosis a los tendidos donde el público asistente disfrutó a lo grande. El animal, por sus condiciones, fue, en su salida a la plaza, fuertemente protestado pero el presidente lo mantuvo en el ruedo. Litri intentó recibirlo con una larga cambiada, señal de que iba a por el triunfo. El animal, pese a su escasez de fuerzas y su invalidez, metía muy bien la cabeza y su lidiador puso el temple necesario para embarcarlo en un trasteo lleno de belleza y emotividad que hizo cambiar las opiniones de los espectadores que terminaron por entregarse al espada. Faena larga, intensa, templada, engarzando los pases en series incontables entre el delirio de los tendidos que habían terminado por rendirse ante el quehacer de Litri, por lo que, al dejar una estocada y un descabello, se le galardonó, tras oír un aviso, con las dos orejas y se pidió con fuerza el rabo.

El 1 de agosto de 1.998 actuó con Curro Romero y Enrique Ponce, lidiando un encierro de José Luis Pereda. Litri se encontró con un primero toro bueno y le sacó partido, aunque no estuviera fino con la espada mientras que el quinto se fue apagando poco a poco y el onubense, que tenía ganas de ofrecer un triunfo a sus paisanos, lo exprimió al máximo para concluir con una gran estocada que por sí misma valió la oreja y la Puerta grande. Había brindado Miguel a toda Huelva y, rodillas en tierra, inició su quehacer para ir entregándose al máximo, tratando de sacar el poco jugo que tenía el animal y, para ello, se metió entre los pitones del animal, que acabó entregándose. Ovaciones en los tendidos y, antes de recetarle un gran espadazo, el onubense se adornó concluyendo con un desplante interminable mientras las palmas echaban humo en honor del torero que así, con su entrega, se ganó otra vez la salida triunfal a hombros de sus paisanos.

Artículo de Vicente Parra Roldán.

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