De grana y oro amanece

Esta mañana nos despegaba de las sábanas el deslumbrante centelleo del inconfudible grana y oro, en el cual se enfunda este lunes doce de octubre. Y no podía ser de otra manera. Concentrado ya sobre el Coso de los Califas, aguarda la apertura de la puerta de cuadrillas, dando a su vez comienzo a la «corrida del año». Tras la desmesurada y estragadora borrachera de toreo caro que nos brindó El Fino el pasado viernes en Antequera, al cual ya llaman por ahí «VI Califa» -aparte de la «indultitis» que actualmente invade los palcos presidenciales-, asistimos con verdadera ilusión a un prometedor mano a mano, el cual llevamos esperando con gran impaciencia.

La ausencia de Pablo Aguado, me reitero al igual que en anteriores artículos, es más que evidente. Ese desparpajo y toreo clásico sin aspaviento alguno, derramando torería, es difícil de volver a ver en algún otro torero. Aún así, para nada pierdo la quimera que hoy reina en la afición taurina.

Me doy un paseo por los corrales cordobeses, a través de las diferentes webs taurinas y me salta a la vista una pronta escasa presentación. Espero que sea fruto de las ilusiones ópticas que muchas veces provocan las fotografías. Me dirijo al orden de lidia, y difícilmente se supera de media los quinientos kilos. Espero también que la tablilla se equivoque esta tarde. Quien no espero que lo hagan son las privilegiadas muñecas de los maestros Morante y Juan Ortega. Y al nombrarlos, aquí sobran las palabras. Festejo de máxima expectación, ojalá que no de decepción. Así pues, que Dios reparta suerte en este de seguro noble y reñido mano a mano, y que tampoco Se olvide de que los chiqueros atesoran el principal elemento de la Fiesta. Sin toro no hay espectáculo. Feliz Día de la Hispanidad, Viva España y su Fiesta Nacional.

Romero Salas

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